Decir que el Islam es incompatible con la vida moderna no tiene sentido. El paso del tiempo no trae consigo un cambio sustancial el cual ocasione que haya que efectuar un cambio profundo de la ley social; el día y la noche son los mismos; nuestro planeta ha permanecido inalterado por miles de años. Lo que ha cambiado son las crecientes expectativas y necesidades de la humanidad, causadas por el rápido desarrollo de la tecnología. Placeres que los reyes de antaño no podían darse hoy son buscados por los pobres. Este cambio en el ánimo social es similar al cambio de ánimo que se observa en un individuo como respuesta a varias circunstancias.

Permíteme ilustrar lo anterior con un ejemplo sencillo. Una persona pobre lucha por satisfacer su hambre. Una vez tiene alimento suficiente comienza a preocuparse por su vestuario. Y cuando ha solucionado lo del vestuario, hace planes para comprarse una casa, casarse y tener hijos. Luego, se esfuerza por incrementar su riqueza, adquirir fama y divertirse en cuanta forma pueda. 

Las leyes de las sociedades civilizadas modernas se basan (o eso dicen) en la voluntad de las mayorías, aun cuando esa voluntad les acarree algún peligro; las mayorías ignoran la voluntad de las minorías, así ésta sea del interés de toda la sociedad.

La posición del islam es diferente. La naturaleza humana primordial es el criterio usado por el islam en sus leyes. La ley islámica se basa en la constitución característica del ser humano y en las varias facultades que ésta tiene. Así, el interés del islam radica en garantizar los intereses reales de la humanidad, independientemente de la voluntad de las mayorías. Esta ley es denominada por el islam como la Sharia.

La Sharia no es susceptible a cambiar, ya que se basa en la naturaleza inmutable del ser humano. Además de la Sharia, el Islam permite algunas normas temporales que se adaptan al cambio de las condiciones de la sociedad. La relación de estas normas temporales con la Sharia, es similar a la relación de los estatutos dictados por los parlamentarios de un estado, los cuales pueden derogarse, con la constitución de dicho estado, la cual es permanente e irrevocable. Así, la ley islámica autoriza al jefe de estado a promulgar, bajo los términos de la Sharia, normas que se adapten a las necesidades de las diversas circunstancias. Pero, tan pronto dichas circunstancias cambien, las normas que se hayan decretado para su adaptación, automáticamente terminan, mientras que la Sharia permanece intacta.

Según lo dicho hasta ahora, la ley islámica tiene dos grupos de normas. Un grupo está basado en la naturaleza humana inmutable y se designa como la Sharia; el otro grupo está formado por normas temporales dictadas por el jefe de estado islámico como respuesta a varias circunstancias. Un ejemplo de este último grupo, lo constituyen el cuerpo de normas que se necesitan para garantizar la seguridad en el transporte, normas que no se requerían antes de la invención de los modernos sistemas de transporte.

Compatibilidad del islam con la naturaleza humana primordial

Pregunta

¿Está de acuerdo en que deben ser modificadas muchas leyes promulgadas en los primeros años del Islam, hace más de 1400 años?

Respuesta

La respuesta a esta pregunta puedes encontrarla en la respuesta a la pregunta anterior. De todas maneras soy enfático en decir que la base de la ley islámica es la naturaleza humana no el capricho de las mayorías. Dios, el Elevado, dice: pon tu corazón en la religión como las personas de fe pura, la creación de Dios de acuerdo con la cual Él originó la humanidad, la creación de Dios nunca cambia...” [1]

 

[1] (Corán; 30:30)

 

Fuente: EL ISLAM Y EL HOMBRE CONTEMPORANEO, (Conjunto de preguntas realizadas a Al-lamah Tabātabā’i); Editorial Elhame Shargh

www.islamoriente.com, Fundación Cultural Oriente




Es bien sabido que el Islam no impone la poligamia; mejor, el Islam permite que un hombre tenga hasta cuatro esposas siempre y cuando las trate equitativamente. Esta autorización de pende del cumplimiento de varios factores. Una condición general es la de que la poligamia no lleve a un desequilibrio social al causar una escasez de mujeres disponibles para casarse. Además, el hombre tiene la obligación de darle a su familia una vivienda digna y vestido y alimento apropiados. Considerando los requisitos que deben cumplirse, son muy pocos los hombres aptos para tener varias esposas.

Además, hay que tener en cuenta que normalmente, debido a varios factores, siempre hay disponibilidad de mujeres casaderas. El tiempo de vida de la mujer es mayor que el del hombre, y normalmente hay más viudas que viudos (especialmente si consideramos que las muertes fatales se dan con mayor frecuencia en los hombres que en las mujeres). Hace poco algunos periódicos y revistas publicaban la petición que las mujeres alemanas le hacían al gobierno de permitir que los hombres pudieran tener más de una esposa. Pero el gobierno, por presiones del vaticano, no ha accedido hasta ahora a autorizar dicha petición. 

Además, debe tenerse en cuenta que la aversión predominante de las mujeres hacia la poligamia no es innata, de lo contrario como podría explicarse que existan mujeres de tantas culturas en matrimonios polígamos y se sientan felices y satisfechas con su vida.[1]

 

[1] Es decir, la aversión de las mujeres por la poligamia, la cual prevalece en los países occidentales, no se debe a una tendencia innata; mejor, es el resultado de algunos factores culturales presentes en algunas- no todas – las regiones. [N. del T.]

 

Fuente: EL ISLAM Y EL HOMBRE CONTEMPORANEO, (Conjunto de preguntas realizadas a Al-lamah Tabātabā’i); Editorial Elhame Shargh

www.islamoriente.com, Fundación Cultural Oriente


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