Tú dices que no encontraste la respuesta en el volumen seis de “Tafsir al-Mizān”; que el desarrollo de la mente humana condena la esclavitud, la cual le roba a un ser humano su libertad; que la esclavitud no es racional; que si el Islam aprueba el sometimiento de los infieles para convertir sus almas a la sociedad musulmana entonces ¿cuál es el pecado por el qué sus hijos, aunque eran musulmanes, fueran confinados a la misma situación de sus padres? Contestar que el Islam había tomado ciertas medidas para facilitar su libertad es insuficiente, ya que el problema principal consiste en haber permitido la esclavitud en primer lugar. Evidentemente, la discusión a la que me refería en “At- Tafsir al-Mizān” no fue leída con la debida atención. Así que daré la explicación de nuevo.

Para empezar, el ser humano, aunque está dotado del libre albedrío y es por lo tanto una criatura libre, no puede buscar su libertad sin ninguna restricción. Como ser social, todo el tiempo está sujeto a unas leyes que han sido promulgadas para asegurar el bienestar de la sociedad y por lo tanto él no puede gozar de una libertad sin control. 

Por lo tanto, la libertad humana siempre se encuentra bajo el marco de las leyes y las normas. En otras palabras, la libertad humana es parcial, no absoluta. Las personas del común dentro de una sociedad no son libres de acatar o no las leyes de la misma. Además de esta restricción universal a la libertad, existen ciertas circunstancias que limitan en gran escala la libertad personal. El demente, el mentalmente incompetente [safih], y los niños no pueden ejercer la libertad parcial de la que gozan los adultos competentes y cuerdos. Del mismo modo, a los enemigos y criminales de una sociedad se les priva de la libertad.

El siguiente asunto que debemos considerar es lo que significa la esclavitud, cualquiera sea la palabra que usemos para designarla. La esclavitud denota la privación que se le hace a un individuo de la libertad en la toma de decisiones y de llevarlas a cabo. Obviamente, la voluntad y la actuación de alguien tan sometido son consideradas posesiones de otra persona. Este es el sentido del tráfico de esclavos tan común en otras épocas.

En tiempos pre-islámicos un individuo podía ser esclavizado en una de las siguientes formas: 1) el tutor de una familia tenía derecho de vender sus hijos en esclavitud. 2) un hombre podía dar su esposa a otro hombre en arriendo o como regalo. 3) el gobernante de las personas consideraba un derecho esclavizar a voluntad a quien el quisiera (es por esta razón que a los reyes se les llamaba “poseedores de esclavos”), 4) en tiempos de guerra, los soldados del ejército vencido quedaban a merced del grupo vencedor, quien podía esclavizar a los combatientes enemigos, liberarlos, o matarlos. 

De las cuatro formas anteriores el Islam abolió las primeras tres, limitando los derechos de los padres y esposos y promoviendo la difusión de un gobierno islámico justo. La cuarta forma, sin embargo, la ratificó, porque hubiera ido en contra de la naturaleza humana el no hacerlo. Ningún individuo en su sano juicio permitiría sin replicar el intento de un enemigo en borrar su identidad y en profanar lo que él tiene como sagrado. Similarmente, el no dejaría en libertad a su enemigo luego de haberlo derrotado. Él lo sometería a cautiverio (otro nombre para la esclavitud) a menos que circunstancias excepcionales exigieran su perdón. Éste ha sido el dictado de la naturaleza humana desde tiempos inmemoriales y seguirá siendo así mientras la naturaleza humana siga siendo la misma. De aquí que tu aseveración de que va contra la razón el que un ser humano subyugue a otro sólo es correcta en las tres primeras formas de esclavizar, como ya se ha explicado.

Has dicho también que la mente humana moderna deplora la esclavitud. Esta declaración, aunque conscientemente puede no ser tu intención, implica que el mundo moderno, es decir el Occidente condena el menoscabo de la libertad del individuo lo cual es respaldado por el hecho de que hace ochenta años[1] y sólo después de muchas luchas se anunció una abolición mundial de la esclavitud, borrando así este estigma de la faz de la humanidad. Al hacer esto, el mundo moderno tuvo al resto de las naciones, incluyendo a las naciones musulmanas, cuya religión aprobaba la esclavitud según él en deuda. Se debe estimar más cuidadosamente en qué grado los gobiernos “humanos” del mundo moderno han respetado en la práctica esta abolición mundial de la esclavitud.

Si bien es cierto que las dos primeras formas de esclavitud (i.e. vender a los hijos o a la esposa), las cuales predominaron en África y en otras partes del mundo, ya se han abolido (12 siglos después que el Islam declarara la esclavitud ilegítima, claro está), ¿han puesto fin a la tercera forma de esclavitud los estados modernos en cuestión, la cual ha sido abolida por el Islam junto con las dos primeras? ¿No son esclavos de los gobiernos modernos los millones de personas de los países asiáticos y africanos que han sufrido el imperialismo occidental por siglos, y que han sido privados de su independencia y el fruto de su trabajo? La única diferencia es que no se emplea la palabra 'esclavitud'. De hecho, las heridas que los esclavistas premodernos han infligido a individuos, los gobiernos modernos se las han hecho a naciones enteras.

Luego de finalizar la segunda guerra mundial, los países imperialistas occidentales fueron otorgando poco a poco independencia y libertad a las colonias que de forma condescendiente estimaban maduras políticamente. Pero eso sólo fue la prueba de que ellos consideraban el otorgar la libertad como su prerrogativa. (sin mencionar el hecho de que esta era una libertad aparente, la cual era sólo una forma distinta de llamar a la misma esclavitud disfrazada con otro atuendo, como la marca de la servidumbre con la cual estos estados modernos han untado la cara del oprimido, la cual no se quitaría fácilmente, así se utilizara el agua de los siete mares),privando de su independencia a las naciones que ellos consideraban bárbaras y atrasadas, tratándolas como esclavos que deben servir a sus amos toda su vida, los abanderados de la civilización moderna

Además, ¿qué camino han seguido estos estados modernos con respecto a la cuarta forma de esclavitud —para despojar de la libertad a los prisioneros de guerra? Esta pregunta puede responderse analizando la situación que siguió luego del fin de la segunda guerra mundial. Los aliados, luego de someter a sus enemigos y de forzarlos a un rendimiento sin condiciones, se arrojaron sobre los países de sus enemigos y se apropiaron de lo que consideraran necesario de su industria pesada. Capturaron a todos los que consideraban útiles y mataron a voluntad a quienes consideraban peligrosos, imponiendo su dominio sobre las naciones vencidas en cualquier aspecto que creyeran necesario. Hoy, a 20 años del final de la guerra no existen indicios de que las naciones vencidas gozarán de libertad total en el futuro cercano.

El problema de Alemania del este aún continúa, y los científicos alemanes todavía siguen retenidos en la Unión Soviética contra su voluntad.

Las fuerzas aliadas no limitaron sus castigos a los adultos y sanos; también los hijos de sus enemigos fueron sometidos a la misma servidumbre a la que fueron sometidos sus padres, incluyendo a los niños nacidos después de la guerra. El hecho de que hayan sido sus padres quienes lucharon en la guerra no libró a sus hijos de una difícil situación. Supuestamente al tratarlos así se estaba defendiendo su existencia y salvaguardando su futuro. El enemigo no puede ser perdonado cuando depone sus armas y cede a una rendición sin condiciones. Así mismo, sus hijos no pueden ser exonerados ya que las generaciones siguientes están inexorablemente unidas a sus predecesores, a menos que circunstancias extraordinarias rompan tales lazos. Esta lógica ha hecho parte de la sociedad humana desde tiempos inmemoriales. Ésta lógica es la que todavía persiste y persistirá, ya que no tiene sentido perdonar, por lástima, el intento del enemigo en hacernos daño.

 En este sentido, el Islam también ha seguido este trato natural del ser humano hacia los prisioneros de guerra, manejando ciertos asuntos con cortesía honestidad y nobleza, a diferencia de los gobiernos profanos que hacen despiadada e inescrupulosamente a través de ardides políticos. Por consiguiente, es correcto que: el Islam permita el cautiverio de los infieles hostiles, que se rehúse a absolverlos por su supuesta conversión al Islam, pero procura que los niños no sean sometidos como en el caso de sus padres y facilita su libertad por todos los medios posibles.

[1] Tener en cuenta la época en la cual Al-lamah escribió este artículo. (N. d. Traductor)

 

Fuente: EL ISLAM Y EL HOMBRE CONTEMPORANEO, (Conjunto de preguntas realizadas a Al-lamah Tabātabā’i); Editorial Elhame Shargh

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Quien formula la pregunta primero sostiene que no hay causas en el mundo, ya sean dependientes o independientes. Por lo tanto, niega el principio de causalidad restringiendo la libre voluntad para Dios. Además de contradecir el razonamiento intuitivo, hay dos problemas presentes en este razonamiento.

Primero, este razonamiento nos priva de los fundamentos que tenemos para probar la existencia de Al-lah como el creador. La existencia de Al-lah la deducimos de los fenómenos de este mundo, si negamos la causalidad como uno de los fenómenos del mismo, entonces no es posible que defendamos la dependencia de este mundo en la actividad Divina. Sería ridículo hablar acerca de cómo Dios organiza el mundo si no somos capaces de probar Su existencia.

Segundo, para negar el principio de la causalidad también se debe negar el que una conclusión pueda derivarse lógicamente de sus premisas. Esto debilitaría las bases del conocimiento y conduciría inevitablemente al escepticismo en cualquier campo de la ciencia.

Nosotros, sin embargo, debido a la guía Divina presente en la naturaleza humana, consideramos el principio de la causalidad como un principio universal que no permite excepción alguna.

Todos los fenómenos, al estar precedidos de la no-existencia, adquieren existencia de una causa mayor. Esta causa mayor a su vez, debe tener todavía una causa mayor, pero esta cadena debe parar en un existente necesario (de acuerdo con los razonamientos lógicos que prueban la imposibilidad de una regresión y circularidad infinita). A este Existente Necesario, lo llamamos Al-lah —Elevado es Él. Entonces, el mundo está compuesto de causas y efectos, dirigidos por la única causa que es independiente en su voluntad. La voluntad de las causas intermedias se deriva de Al-lah y por lo tanto es en efecto la voluntad de Al-lah.

El que un ser sea un medio para transmitir existencia a otras criaturas no implica su independencia. Para comprender esto mejor analicemos el siguiente ejemplo: cuando alguien escribe, la acción de escribir se le atribuye a la persona que escribe, a su brazo que sostiene el lápiz, y al lápiz.

Es correcto atribuir la acción de escribir a estos tres agentes, pero quien es independiente es la persona y estos agentes dependen de ella. Así, aunque la acción puede atribuírsele al brazo y al lápiz, ellos sólo son agentes secundarios, sólo medios. En el ejemplo del fuego que da quien pregunta, lo cierto es que Al-lah ha creado el fuego con la característica natural de quemar, no es que el fuego surja de un acto de creación y quemar de otro. Al-lah creó la característica de quemar con la mediación del fuego, no con independencia de él.

De aque convalidar voluntad para las criaturas de Al-lah no es un desafío a Su voluntad, ya que Él es independiente y la voluntad de ellas es dependiente. De hecho, cuando el Corán atribuye varias acciones a las criaturas, reafirma el principio de causalidad y al mismo tiempo aclara que sólo Al-lah posee independencia en la voluntad.

Hay muchos versículos que confirman esto; he aquí dos ejemplos:

¡Luchad contra ellos! Al-lah le castigará a manos vuestras..”[1]

“...Al-lah sólo quiere castigarlos por medio de su hacienda y sus hijos...”[2]

El otro argumento de quien pregunta es que el “llamado” es un acto de adoración y por lo tanto, invocar al Profeta y a los Imames para pedirles ayuda es politeísmo. Pero debe señalarse que el “llamado” a las criaturas de Al-lah puede concebirse en una de dos maneras. Una manera es invocar a una criatura con la intención de que ella es independiente en voluntad y la otra es invocarla como un medio. Por consiguiente, el versículo (Vuestro Señor ha dicho: «¡Invocadme y os escucharé! Los que, llevados de su altivez, no Me sirvan entrarán, humillados, en el infierno.)[3] prohíbe el “llamado” a Sus criaturas creyendo que son independientes en voluntad. Entonces, el monoteísmo aprueba la invocación a las criaturas de Al-lah si se tiene en mente que ellas le deben su voluntad y existencia.

Obviamente, si el versículo en cuestión se interpretara con el estricto sentido literal de prohibir cualquier búsqueda de ayuda en las criaturas de Dios, tendríamos serios problemas. Rutinariamente vamos donde el panadero a comprar pan; vamos donde el carnicero para comprar carne, una interpretación estrictamente literal del versículo anterior haría de estas acciones practicas politeístas. Pero sabemos con certeza que el hecho solicitarle algo a los demás no constituye politeísmo.

Algunos defensores del Wahabismo han intentado mostrar su oposición señalando que existe una diferencia aquí. En los ejemplos mencionados, las personas a las que se recurre están vivas, mientras que el Profeta y los Imames están muertos. Pero esta respuesta, si es correcta, solamente sirve para demostrar que invocar al Profeta y a los Imames es inútil, no que sea politeísmo.

Además, hay versículos que hablan explícitamente de “medios”:

Oh ¡Creyentes! ¡Temed a Al-lah y buscad el medio de acercaros a Él! ¡Combatid por Su causa! Quizás, así, prosperéis.[4]

En este versículo Al-lah exhorta a los creyentes a que recurran a los “medios” que conducen a Él como una manera de encontrar la felicidad. En el mismo sentido, hay un hadiz narrado por el Profeta, donde él dice que la fe y la oración son sus medios.2 Este hadiz presenta estos dos elementos (la fe como un estado mental del creyente y la oración como una acción ejecutada por el creyente.) como medios para conseguir acercarse a Al-lah. Si aceptáramos una interpretación estrictamente literal del versículo en cuestión (40:60), el empleo de estos medios sería politeísmo, y el politeísmo, obviamente, no conduce a Al-lah.

El tercer aspecto que se menciona en la pregunta es el de que las religiones idólatras están de acuerdo con el Islam cuando hablan de que sólo hay Uno, un Dios único, quien es digno de adoración, y que su error consiste en buscar ayuda en otros seres. Este juicio sobre la religión idólatra es incorrecto. Según sus textos religiosos las religiones idólatras (las cuales cuentan con cientos de seguidores en países como China, India y Japón), no obstante reconocen que existe sólo Un Existente Necesario, consideran que el Existente Necesario escapa al entendimiento del conocimiento humano: somos incapaces de comunicarnos con el Existente Necesario directamente. Por lo tanto, necesitamos venerar medios (ángeles, genios, o seres humanos espiritualmente perfectos) quienes son capaces de suplir esta necesidad y de ayudarnos a que nos acerquemos al Existente Último.

Los ángeles son deidades con las cuales se asocia casi siempre a los adoradores de ídolos. Las religiones idólatras muestran a los ángeles como seres puros cercanos a Dios y a quienes Él les ha conferido el gobierno del mundo. Por lo tanto, creen que los ángeles tienen autoridad absoluta en su dominio –hay un dios o diosa para los mares, los desiertos, la guerra, la paz, la belleza, la tierra, el cielo, etc.– y que Dios les ha cedido todos los asuntos.

Los siguientes versículos revelan el error en la concepción politeísta:

Si hubiera habido en los cielos y en la tierra otros dioses distintos de Al-lah, se habrían corrompido...”[5]

 “... ni hay otro dios junto con Él. Si no, cada dios se habría atribuido lo que hubiera creado y unos habrían sido superiores a otros...”[6]

La lógica de los versículos anteriores consiste en mostrar que si hubiese existido una multiplicidad de dioses, habrían estado en desacuerdo en asuntos de gobierno, y esta discordia habría conducido al caos y a la destrucción. Obviamente, la premisa subyacente en este argumento es que el caos hubiera sucedido si los dioses tuvieran autoridad independiente. Entonces, los versículos anteriores no se aplican si hay sólo uno, un Dios supremo e independiente y una multiplicidad de agentes subordinados quienes dependen y son obedientes de Él, cuya función se remite a ser sus agentes intermediarios y a ejecutar sólo lo que Él desea.

La explicación anterior debería bastar para mostrar que los adoradores de ídolos – ya sean aquellos que adoran a las estrellas o aquellos que adoran “los dioses” de varias criaturas y fenómenosno adoran a Al-lah de ninguna manera. Sus ritos de adoración y sacrificio atañen a su panteón de dioses. La única relación que su adoración tiene con Al-lah es que la hacen con el ánimo de que sus dioses influyan sobre Él y sólo en lo que respecta a los asuntos mundanos, porque no creen en la doctrina de la resurrección. (Es en este contexto en el que debería entenderse el versículo: “... ¿Quién podrá interceder ante Él si no es con Su permiso?...[7]

Este versículo habla de intercesión en un sentido amplio, el cual incluye asuntos mundanos, no en el sentido predominante de intercesión en el Día del Juicio, en el cual no creyeron los infieles de Arabia.

Hubo, sin embargo, momentos en la Edad de la Ignorancia previos al Islam donde los adoradores de ídolos adoraron a Al-lah. Pero lo hacían ignorando las implicaciones lógicas de su sistema de creencia. Un ejemplo era el hayy, la peregrinación ritual establecida por Abraham. Esta práctica perduró aún después de que Amru ibn Yahya había logrado establecer la idolatría como la religión predominante en la península arábiga. Pero algunos aspectos de ella fueron distorsionados, los ídolos, por ejemplo, se ubicaban en locaciones sagradas —Hibil se ubicaba en la cima de la Kaaba, Asaf en el Monte Safa, y Nailah en el Monte Marwah— donde eran adorados y honrados con sacrificios.

(Debe anotarse que la adoración de ídolos es una vulgarización de la doctrina del politeísmo. Conforme a la doctrina, los ídolos se toman como símbolos de las deidades. El adorador de ídolos común, sin embargo, adora a los ídolos en sí, en lugar de las deidades que supuestamente representan.

Es en condena de este politeísmo vulgarizado que el Corán dice: “... ¿Adoráis lo que vosotros mismos habéis esculpido?”[8])

Por tanto, contrario a lo que piensa quien formula la pregunta, los adoradores de ídolos ni consideran a Al-lah como responsable de los asuntos del mundo ni le adoran. Los politeístas atribuyen una autoridad a los dioses menores, autoridad que es independiente y se restringe a este mundo. Ellos conciben a estos dioses menores como arquitectos a los cuales Al-lah les ha conferido autoridad absoluta para construir su mundo como ellos quieran. Entonces, perciben a Al-lah como el creador principal, quien creó el mundo pero luego renunció y les cedió toda autoridad a los dioses menores.

El siguiente punto abordado por quien formula pregunta es el de que los cristianos y judíos son politeístas. Esto es incorrecto. Los cristianos y judíos son incrédulos porque rechazan el ministerio del profeta Muhammad, no por ser politeístas. El siguiente versículo da fe de ello: “Quienes no creen en Al-lah ni en Sus enviados y quieren hacer distingos entre Al-lah y Sus enviados, diciendo: «¡Creemos en unos, pero en otros no!», queriendo adoptar una postura intermedia, ésos son los infieles de verdad.”[9]

Además de negar la misión de Muhammad, también son culpables de la absoluta obediencia a sus sacerdotes y por creer en un hijo para Dios: “Los judíos dicen: «Ezra es el hijo de Al-lah». Y los cristianos dicen: «Cristo es el hijo de Al-lah». Eso es lo que dicen de palabra. Remedan lo que ya antes habían dicho los infieles. ¡Que Al-lah les maldiga! ¡Cómo pueden ser tan desviados! Han tomado a sus doctores y a sus monjes, así como al Ungido, hijo de María, como señores, en lugar de tomar a Al-lah cuando las órdenes que habían recibido no eran sino de servir a un Dios Uno. ¡No hay más dios que Él!...[10]

En cuanto a los zoroastrianos, el Corán no da una explicación detallada de su religión. Fuentes históricas, sin embargo, revelan que el Zoroastrismo era politeísta. Al igual que los adoradores de ídolos, adoraban ángeles, pero a diferencia de ellos, no esculpían ídolos para representarlos.

La explicación anterior aclara que invocar al Profeta y a los Imames como agentes intermediarios y dependientes no es politeísmo. El politeísmo consiste en adorar además de Al-lah a otros seres como agentes independientes. Por lo tanto, venerar un agente intermediario mientras se es consciente de su absoluta dependencia del Dios Único no constituye politeísmo. Sabemos que el agente intermediario es impotente de por sí. Cuando, por ejemplo, una persona rica ayuda a una persona pobre por medio de un agente intermediario, es a la persona rica a quien se debe dar el crédito, no al agente.

El cuarto argumento del interlocutor es que el conocimiento de lo Oculto se limita solo a Al-lah. Considerar que otros tienen este conocimiento es blasfemia. Entonces, la creencia de que el Profeta y los Imames son conscientes de lo que pasa en este mundo y pueden interferir en ello, es inválida: ellos están muertos, y para los muertos este mundo es “oculto”. El Corán, sin embargo, desmiente este razonamiento:

[Al-lah] El Conocedor de lo oculto. Él no revela lo oculto a nadie, salvo a aquél a quien acepta como enviado...”[11]

De acuerdo con este versículo, hay seres a quien Al-lah les revela Sus secretos. Entonces, no hay error en creer que Al-lah confirió conocimiento de lo Oculto al Profeta y a los Imames. Una observación que corrobora este punto de vista es que los versículos coránicos que parece negaran el conocimiento que tiene el Profeta de lo Oculto hacen una excepción cuando se trata de la Revelación:

Di: «Yo no soy el primero de los enviados. Y no sé lo que será de mí, ni lo que será de vosotros. No hago más que seguir lo que se me ha revelado...”[12]

En la Sura Abraham, el Corán narra la respuesta que algunos profetas dieron cuando su pueblo negó que ellos tuvieran un estatus especial: “Sus enviados les dijeron: «No somos más que unos mortales como vosotros, pero Al-lah agracia a quien Él quiere de Sus siervos...[13]

Pero el versículo que expresa claramente el conocimiento que tienen de lo oculto los profetas de Al-lah es el que cita las palabras de Jesús cuando se dirige a sus seguidores:

 “... Os informaré de lo que coméis y de lo que almacenáis en vuestras casas. Ciertamente, tenéis en ello un signo...[14]

En otro versículo Jesús anuncia la venida del Profeta Muhammad: “Yo soy el que Al-lah os ha enviado... y como nuncio de un Enviado que vendrá después de mí, llamado Ahmad.”[15]

Además, en el corpus religioso, existen numerosos hadices que predicen los eventos futuros, a los cuales se les llama “premoniciones”.

Basándonos en la explicación anterior, podemos concluir que cuando el Corán niega que los profetas posean conocimiento de lo Oculto y que tengan poderes extraordinarios, quiere decir que ellos son incapaces de conocer lo Oculto o de realizar milagros de forma independiente. Sin embargo, ellos poseen estas capacidades por la voluntad de Al-lah. Al-lah revela lo Oculto a Sus enviados y ellos lo transmiten a sus sucesores. Hay muchos hadices que confirman esta idea.

Existe, sin embargo, un versículo que aparentemente plantea un problema:

El día que Al-lah congregue a los enviados y diga: « ¿Qué se os ha respondido?», dirán: «No sabemos. Tú eres Quien conoce a fondo las cosas ocultas».[16]

El versículo anterior parece aseverar que los profetas no tienen conocimiento de lo Oculto. Un análisis más a fondo, sin embargo, desmiente esta concepción.

Si los profetas carecieran en verdad del conocimiento de lo Oculto, no serían conscientes de las obras de sus seguidores. Tener plena conciencia de una acción requiere conocimiento de las intenciones que condujeron a realizar dicha acción. En consecuencia, si no se posee dicho conocimiento, no se tiene conocimiento de las obras. Pero esto no puede ser así, ya que el Corán dice que los profetas tienen conocimiento de las obras de sus seguidores; los profetas de Al-lah son testigos de la conducta de su pueblo:

Fui testigo [Jesús] de ellos mientras estuve entre ellos.”[17]

...y tome testigos de entre vosotros...”[18]

...Se hará venir a los profetas y a los testigos...”[19]

... Los testigos dirán: «Éstos son los que mintieron contra su Señor»...”[20]

La reflexión anterior explica que el versículo (5:109) del Corán, cuya malinterpretación llevaría a concluir que los profetas carecen del conocimiento de lo Oculto en verdad significa que por su propia cuenta, ellos no tienen este conocimiento, pero por la voluntad de Al-lah sí. En otras palabras, todas las criaturas, incluyendo a todos los individuos sagrados deben lo que tienen a Al-lah: todas las cosas son conferidas por Él.

Otra declaración hecha por el interlocutor es la de que mostrar respeto a las tumbas del Profeta y de los Imames es politeísmo. Pero, de nuevo, esto es incorrecto. Las tumbas de los personajes sagrados son símbolos [sha'ā'ir] que nos recuerdan a Al-lah. Entonces, honrarlas es en esencia honrar lo que ellas simbolizan, es decir, a Al-lah. Refiriéndose al Profeta, el Corán dice:

...Los que crean en él, le sostengan y auxilien, los que sigan la Luz enviada abajo con él, ésos prosperarán.[21]

Y en forma general, refiriéndose a todos los símbolos Divinos, el Corán dice: “...y quien respeta las cosas sagradas de Al-lah... Pues proceden del temor de Al-lah que tienen los corazones.[22]

La práctica chiita de honrar las tumbas de los personajes sagrados también puede justificarse con el siguiente argumento: Sin duda, el amor a Al-lah es producto de la fe. Cuando uno ama a Al-lah, uno ama todas las cosas que de alguna manera están asociadas con Él. Es por esta razón que todos los musulmanes honran el Corán y la Kaaba. Todos los musulmanes están de acuerdo en que es un acto de fe tocar y besar la Piedra Negra. ¿Podría afirmar cualquier musulmán que esta es una práctica politeísta? Obviamente no. Es en este sentido que los chiitas veneran al Profeta y a los Imames y muestran respeto a sus tumbas.

Para terminar, podemos concluir diciendo lo sorprendente que es el que los wahabitas, quienes dicen defender el monoteísmo puro y condenan a los chiitas por mostrar respeto a los siervos santos de Al-lah, patrocinan la doctrina de los Ocho Seres Eternos. Los teólogos wahabitas consideran que los Atributos Positivos Divinos (vida, poder, conocimiento, audición, visión, voluntad y discurso), son eternos y externos a la Esencia Divina. Ellos creen que estos atributos no constituyen la Esencia de Al-lah. ¿Cómo pueden tan vergonzosamente condenar a los chiitas, quienes sólo honran a quienes Al-lah ama, mientras ellos reconocen ocho deidades?

 

[1] (Corán; 9:14)

[2] (Corán; 9:55)

[3] (Corán; 40:60)

[4] (Corán; 5:35)

[5] (Corán; 21:22)

[6] (Corán; 23:91)

[7] (Corán; 2:255)

[8] (Corán; 37:95)

[9] (Corán; 4:150)

[10] (Corán; 9:30-31)

[11] (Corán; 72: 26-27)

[12] Sura Las dunas 46:9; lo que el Profeta quiere decir aquí es que él posee conocimiento de lo Oculto pero porque Al-lah se lo ha revelado. Ninguna criatura tiene la capacidad de conocer lo Oculto (o algo que se le relacione) independientemente de Al-lah. [N. del T.]

[13] (Corán; 14;11)

[14] (Corán; 3:49)

[15] (Corán; 61:6)

[16] (Corán; 5:109)

[17] (Corán; 5:11)

[18] (Corán; 3:140)

[19] (Corán; 39:69)

[20] (Corán; 11:18)

[21] (Corán; 7:157)

[22] (Corán; 22:32)

 

Fuente: EL ISLAM Y EL HOMBRE CONTEMPORANEO, (Conjunto de preguntas realizadas a Al-lamah Tabātabā’i); Editorial Elhame Shargh

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La razón por la cual los musulmanes están obligados a aprender el Corán en su lenguaje original se debe a que el Corán es un milagro tanto en su literatura como en su significado.

Además, el Islam requiere que las palabras de la oración sean pronunciadas en árabe.

Adicionalmente, las principales fuentes islámicasel Corán y los hadices fueron transmitidos por el Profeta y los Imames—están en árabe. La combinación de estos factores hace que el árabe goce del estatus especial que tiene entre los musulmanes.

 

Fuente: EL ISLAM Y EL HOMBRE CONTEMPORANEO, (Conjunto de preguntas realizadas a Al-lamah Tabātabā’i); Editorial Elhame Shargh

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