El pensamiento puede incursionar tanto en el terreno de lo inmaterial como en el de lo material. Debes investigar en libros de Filosofía sobre los existentes inmateriales para comprender totalmente ciertos asuntos relacionados con el terreno de lo inmaterial. Sin embargo, el significado que se le da al pensamiento en este contexto (el de la perfección espiritual por medio de la introspección y el auto-conocimiento) es distinto al que se acepta comúnmente. De lo que se trata aquí es de retirarse a un sitio apartado y silencioso, cerrar los ojos y enfocarse en la propia forma, como si se estuviera mirando en un espejo, apartando cualquier otro pensamiento que pueda perturbar la mente, enfocarse sólo en nuestra forma.

 

Fuente: EL ISLAM Y EL HOMBRE CONTEMPORANEO, (Conjunto de preguntas realizadas a Al-lamah Tabātabā’i); Editorial Elhame Shargh

www.islamoriente.com, Fundación Cultural Oriente




El papel luminoso de los Imames es el papel de la perfección, el cual es el papel más elevado de la perfección humana. Ser los “Nombres de Dios”, el “Rostro de Dios”, la “Mano de Dios”, el “Lado de Dios” es uno de los grandes misterios de la Unidad Divina, cuya total explicación escapa al ámbito de esta carta.

En resumen, lo que puede decirse (y sólo recurriendo a la terminología filosófica) es que los imames son las manifestaciones perfectas de los Nombres y Atributos Divinos. Los imames están dotados con la Autoridad Universal [Wilāyat al-Cul-liyah] y son los conductos de la Efusión Divina [fay]. Por lo tanto, conocerlos es conocer a Dios, inviolable es su nombre.

 

Fuente: EL ISLAM Y EL HOMBRE CONTEMPORANEO, (Conjunto de preguntas realizadas a Al-lamah Tabātabā’i); Editorial Elhame Shargh

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Ninguna de las doce interpretaciones a las que te refieres, si mal no recuerdo se acerca al verdadero significado del hadiz. Sólo la que usa el concepto de indigencia existencial puede decirse que arroja alguna luz sobre el significado exotérico del hadiz. Desde el punto de vista de la indigencia existencial, ya que el alma es un existente cuya causa existencial es la Elevada Verdad, ante el Señor el alma no puede demandar ningún grado de independencia, ya que cualquier cosa que posea le pertenece a Él. Por lo tanto, uno no puede mirar dentro de su alma, la cual refleja la imagen de Dios y no verlo al mismo tiempo.

 

Fuente: EL ISLAM Y EL HOMBRE CONTEMPORANEO, (Conjunto de preguntas realizadas a Al-lamah Tabātabā’i); Editorial Elhame Shargh

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