Sus pueblos son eminentemente religiosos y ello hace que los go­biernos tengan necesariamente que tener muy en cuenta el factor religioso, ya sea que lo quieran poner en práctica en todas sus di­mensiones o no. Desgraciadamente la mayoría de los países llama­dos islámicos poseen una estructura política, económica y cultural muy dependiente de los poderes centrales de Estados Unidos y de Europa y no quieren renunciar a algunos privilegios egoístas de esta dependencia en detrimento de una verdadera y efectiva democracia y de una profundización del modelo islámico de gobierno.

Sería mucho más enriquecedor que presentasen su legado cultu­ral antes de tratar de imitar mal a occidente.

El crecimiento del factor islámico está provocando una transfor­mación de las estructuras- hoy todavía muy dependientes y, segu­ramente en el futuro, la voluntad de los pueblos se verá más plas­mada en una religiosidad más auténtica.

Sheij Abdulkarim Paz




Los talibanes, los wahhabis o el grupo GIA de Argelia son, en los hechos, ene­migos del Islam que frenan el natural desarrollo de los musulmanes en sus países y sirven al estereotipo grotesco del Islam que algunos pretenden imponer en la opinión pública mundial. Si dejasen a los pueblos musulmanes desarrollar sus sociedades libremente sin in­terferir en los asuntos internos de estos países, el Islam, los auténti­cos sabios y el pueblo serían el mejor antídoto contra estas deforma­ciones fanáticas y anti populares que reciben apoyo externo.

El despertar de los musulmanes en el mundo, es gradual pero sin pausa. El Islam es una religión divina y coherente en el nivel lógico y práctico por lo que si no se interfiere con su natural desarrollo, ella misma contiene los mecanismos de auto defensa para corregir el rumbo de los musulmanes. Las deformaciones no son una conse­cuencia intrínseca del crecimiento del Islam. Hay intereses políticos y económicos externos que fomentan y dan fuerza a estas expre­siones irracionales.

Sheij Abdulkarim Paz




Respuesta:

El matrimonio temporal (mut’ah) es una de las tradiciones islámicas que en el Generoso Corán se anunció su permiso. Esta buena tradición era común en la época del Profeta (BP), en la época del primer califa y durante un tiempo del gobierno del segundo califa. Este acto era común en la sociedad islámica hasta que el segundo califa la prohibió. Los Inmaculados Imames (P) constantemente estimulaban a la gente a la realización de este acto; puesto que en la sociedad de ese tiempo esta tradición Divina había sido prohibida siendo tachada de innovación. No obstante las narraciones que existen a este respecto, al igual que las demás narraciones, necesitan ser analizadas desde la perspectiva de su sanad (documento fiable que las respalde) y sus argumentos en este campo, tema que analizaremos en la respuesta detallada. Además para el entendimiento exacto de éstas es necesario considerar la situación y condición de dónde proviene la narración y la cultura que dominaba en esa época. 
 


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