Respuesta:

Existen agrupaciones, cofradías más o menos ortodoxas depen­diendo del grado de aceptación del resto de las dimensiones del modelo profético que es un todo indivisible.

Ningún místico sufí pretendería ser más perfecto que el propio Profeta y el Sagrado Corán dice: “Tenéis en el Profeta un perfecto ejem­plo para aquellos que buscan encontrar a Dios”.

El Islam es un sistema completo donde todo está unido e interrelacionado. La mística, el espíritu, las acciones y manifestación más externas y visibles, individuales y sociales. El mismo Profeta ­del Islam al igual que el resto de los profetas, son los modelos de los místicos y sufíes y en ellos la espiritualidad no estaba desligada de su trabajo comunitario y social.

El Islam es un modo de vida donde se pueden desarrollar distin­tas facetas, se puede ser filosofo, jurista, campesino, artesano, soldado y en todos ellos puede existir una espiritualidad muy rica y un gran de­sarrollo de la intuición mística dada por una piedad sincera y pura que satisface a Dios.

Aquellos que pretenden separar la dimensión mística del Islam de los otros aspectos y obligaciones más temporales de la vida del musulmán o se apartan del resto de la comunidad como una concepción elitista de lo espiritual, se alejan de la ortodoxia islámica que desaprueba la vida monástica y la desunión. Los ejemplos siempre son los profetas que en la cúspide de espiritualidad no fueron indiferentes a las penurias de las criaturas de Dios y se enfrentaron a los tiranos a costa de persecuciones y martirios.

Dice el Sagrado Corán: “Aferraos todos al cordel de Dios y no os dividáis”. Dijo el profeta: “No hay monacato en el Islam”, y agrego: “La comunidad o Umma islámica es como un cuerpo, cuando una parte se en­ferma todo el cuerpo siente la fiebre”.

El corazón de este cuerpo es el Imam, el hombre perfecto, el Califa o representante de Dios en la tierra. La mística o espiritualidad pro­funda en el Islam no se desarrolla plenamente si se está desvincula­do con este Imam y la comunidad.

El sufismo es un fenómeno muy amplio y abarcador. Detrás de este nombre se esconde una realidad muy diversa que va desde po­siciones casi totalmente ajenas al Islam, a posturas que tienen en cuenta al Islam como una totalidad e intentan alcanzar la realidad más profunda del mensaje revelado. Las hermandades sufíes en tanto convivan en el seno de la comunidad islámica y tengan en cuenta las leyes islámicas, sus principios y normas éticas, sin constituir una vida aislada y monacal que no está contemplada en el Islam, son una expresión más de la gran gama de posibilidades que vemos de­sarrolladas en el marco del Islam. Los sufíes suelen enfatizar los as­pectos místicos y espirituales de las enseñanzas proféticas. Es obvio que cuando aíslan estos aspectos con prescindencia del resto de las enseñanzas proféticas o buscan aislarse a sí mismos del resto de la comunidad islámica se alejan de la ortodoxia del Islam, pero tam­bién es cierto que el Islam ha abierto !a cima de las posibilidades místicas y ha influenciado a los místicos de otras tradiciones religio­sas, tal como por ejemplo es el caso de San Teresa de Ávila, o el caso de la influencia islámica en la Divina Co­media o tantos otros menos conocidos.

La mística islámica es muy rica, no todos sus mayores exponen­tes se autodenominan sufíes. El gran maestro del sufismo y de la mística universal, Ibn Arabi, de Murcia, sostiene que los místicos más grandes no son aquellos que se denominan sufíes y se dan a conocer como tales, sino aquellos de corazones puros y llenos de piedad que él denomina malamies que significa los criticados o re­prochados por la sociedad de los hombres mundanos. Son los hom­bres de verdadera gnosis divina y estadios espirituales elevados in­sertos en la sociedad musulmana y al servicio de Dios y la gente como los profetas, pero sin formar una casta aparte o vestirse de una manera especial que llame particularmente !a atención.

Es importante destacar que los sufíes de tradición más antigua y seria coinciden en afirmar que la fuente de la cual abrevan sus aspi­raciones de alcanzar la unión con el Amado o la disolución de todas las dualidades en !a unidad absoluta divina no es otra que la revelación del Sagrado Corán, la sunna —tradición- del Profeta (BPD) y la guía espiritual de Alí Ibn Abi Talib (P), el sucesor del Profeta y puer­ta de la ciudad de !a sabiduría profética o realización máxima posi­ble para los seres humanos.

Sheij Abdulkarim Paz




Respuesta:

Si, el Profeta Muhammad (B.P.D.) estableció, en el Estado islámico que consolidó en la ciudad de Medina, una constitución que ga­rantizaba los derechos islámicos de los cristianos y los judíos, o “la Gente del Libro”, como se llamaban en el Sagrado Corán.

Esto era algo casi sin precedentes, puesto que salvo poquísimas excepciones, los súbditos y en especial las minorías estaban sujetas

a los caprichos de los reyes y emperadores. A continuación transcribiremos algunos de los puntos referidos a los cristianos:

Dijo el Profeta: “Doy la promesa de Dios y su palabra intachable, invo­cando la ciencia de sus profetas, de Sus Enviados, de Sus mensajes sinmácula, de los fieles del Todopoderoso, de los creyentes y de lo7s musulma­nes pasados y presentes. Con la base del acuerdo que Dios ha concertado con los Profetas y por el cual les impone la obediencia de Sus preceptos y el fiel cumplimiento de los deberes contraídos con El, doy mi palabra indecli­nable y precisa:

Que protegeré a los refugiados en mis puertos, con mi caballería e infantes, con mis guardianes del orden y mis súbditos civiles, don­de quiera que se hallaren, lejanos o cercanos, tanto en tiempos de paz como en tiempos de guerra.

Que además de una vida tranquila les garantizo su propia defen­sa, la de sus templos y conventos, sus capillas y abadías, la residen­cia colectiva o particular de sus monjes y de la seguridad de los ca­minos para sus giras, donde quiera y en cualquier forma que estuvieren, en oriente y occidente, sobre las montanas o en el seno de los valles, en las cuevas como en poblados o desiertos, en tierra llana o quebrada, y en todo lugar donde habiten”.

...Que desde ahora, no se obligará a ningún sacerdote cristiano a renunciar a su investidura, ni a ningún individuo a abandonar su culto, como así mismo no se obstaculizaráa los monjes en el ejerci­cio de su profesión, ni serán forzados a desalojar sus conventos, a suspender sus giras misioneras.

Que no será demolida ni siquiera una mínima parte de sus templos ni se permitirá su adquisición para mezquitas o residencias de musulmanes; pues quien tal hiciera quebrantaría la solemne prome­sa dada en nombre de Dios, desobedecería al Profeta y traicionaría abiertamente la felicidad de su conciencia.

...Que no se obligará a ningún cristiano a convertirse a la religión del Islam, ni se discutirá su creencia sino en términos afables, de­biendo ser tratado por todos los musulmanes con misericordia y cariño, protegiéndolos contra toda lesión o prejuicio donde quiera que estuvieren y en cualquier situación que se encontraren.

...Que por medio de esta promesa divina les concedo las mismas garantía de que gozan los musulmanes, asumiendo, en consecuen­cia, la obligación de protegerlos contra todo inconveniente y proveer a su beneficio para que sean verdaderos ciudadanos solidarios en los derechos y deberes comunes

Que en lo que respecta al matrimonio, no se obligara a una cris­tiana a casarse con un musulmán, ni será contrariada si se resiste al noviazgo por ser indispensable su previo consentimiento; y que, en caso de realizarse esta unión deberá el marido dejar en libertad a la esposa para practicar su culto de acuerdo a la orientación de sus jefes espirituales...

...Que si los cristianos necesitaren construir o refaccionar sus tem­plos, o capillas o lugares santos, o cualquier otra realización de interés para su culto será prestado a su pedido la colaboración técni­ca o pecuniaria, correspondiente, considerándose tal acto como una simple beneficencia, acorde con la promesa dada por el Profeta y ajustada a las normas que Dios impone a todos los musulmanes.

Que no serán obligados en caso de guerra a servir de emisarios, guías u observadores sobre el campo enemigo, ni a ninguna activi­dad de carácter bélico; y que si alguien le exigiese, ya individual­mente o en masa a realizar lo contrario será considerado en desaca­to de la palabra profética y desobedeciendo a su testimonio.

...Los únicos deberes que a su respecto se establecen, bajo la égida de su buena conciencia y los postulados de su credo, son los si­guientes:

Que no ayudaran al enemigo en guerra con los musulmanes en forma pública o secreta, ni darán albergue o refugio al adversario en sus casas, lugares santos o regiones, ni lo secundarán con tropas, armas, caballos u hombres, ni se constituirán en depositarios de sus bienes ni mantendrán comunicación con ellos.

Que no se negarán a prestar un hospedaje de tres días consecuti­vos a cualquiera de los musulmanes ni a sus caballos, donde quiera que se encuentren o dirijan sin que ello obligue a facilitar alimentos extraordinarios, que significarían un aumento en sus gastos habituales.

Si alguno de los musulmanes en situación apremiante se viera precisado a refugiarse en sus casas o regiones lo tratarían cordial­mente, ayudándolo y alentándolo en su infortunio y ocultando de su paradero al enemigo sin omitir esfuerzo para cumplir este deber.

Quien quiera que viole las condiciones prefijadas, será considera­do un renegado de Dios y de la promesa solemne dada por el Profe­ta a los sacerdotes y monjes cristianos, con el testimonio de la nación

Este es un mandato ineludible contraído por el Profeta en su propio nombre y en el de todos los musulmanes, en cuya observancia se obligan de modo estricto hasta el día de la terminación del mundo”.

Sheij Abdulkarim Paz




Respuesta:

El hombre desde el punto de vista del Islam es una criatura de Dios Altísimo que está calificado para ser Su representante y como tal, ocupar el lugar más excelso en la creación, reflejar los atributos divinos de perfección, gozar de todo tipo de dones ordinarios y ex­traordinarios con Su anuencia. Pero, dada su libertad puede tam­bién degradarse por debajo de las bestias puesto que es capaz de hacer cosas que ningún animal haría como arrojar una bomba atómica sobre una ciudad.

Como dice el Sagrado Corán: “En el Nombre de Dios, el Clementísimo, el Misericordiosísimo. ¡Por la higuera y el olivo! (Palestina donde predicó Jesús) (P)¡Por el monte Sinaí! (Testigo de la revelación a Moisés) (P) ¡Por esta ciudad segura! (La Meca ligada al Profeta) (B.P.D.) hemos creado al hombre dándole la mejor forma. Luego, lo hemos hecho descender a lo más bajo. Excepto quienes crean y obren bien, que recibirán una recom­pensa ininterrumpida. (S. Corán 95:1-7)

Es importante señalar que el Islam tiene una mirada positiva ha­cia el hombre y su naturaleza que refleja a Dios: ¡Profesa la religión como monoteísta, según la naturaleza primigenia en la que Dios ha creado a los hombres! (S. Corán 30:30)

El hombre ha sido creado para adorar a Dios y para representarlo.

Sheij Abdulkarim Paz


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