Respuesta Concisa
Un verdadero siervo o esclavo de Al-lah (s.w.t) es aquel para quien la obediencia a Dios es algo dulce y el amor hacia Dios es una delicia; es un amigo íntimo de Al-lah (s.w.t) y se apoya en Él para todas sus necesidades.
Ser un siervo puede resumirse en tres cosas. Primero, el siervo reconoce que no posee nada de lo que se le ha concedido, los esclavos no tienen propiedad. Saben que todo pertenece a Dios y cuando Él lo ordena, gastan de Su propiedad. Segundo, un siervo no determina su destino, y tercero, un siervo se preocupa por las órdenes y prohibiciones de Su Amo.
Con la definición que hemos dado podemos entender la esencia de la esclavitud ante Dios y como convertirnos en Sus verdaderos siervos. La esclavitud a Dios es la clave de la Santidad y “esclavo o siervo” es el mejor de los atributos. Un ser humano perfecto es un siervo de Dios y se aniquila en la Esencia Divina y en Sus Atributos.
La Adoración (‘Ibadah) es definida por los lexicógrafos en el idioma árabe como la cúspide de la modestia y humildad. Dicen que “’ibadah” es el nivel más elevado de humildad; se aplica únicamente a los seres más perfeccionados, que poseen las finuras más sublimes y el nivel más elevado de generosidad. Es por esto que la adoración a otro ser que no sea Dios es una falsa adoración, la cual equivale al politeísmo, particularmente sino se ha materializado la sinceridad en dicha adoración.
Respuesta Detallada
Como lo explicó el Imam Ya’far ibn Muhammad as-Sādiq (a.s.), la palabra ‘abd se compone de tres letras: ع/ ب/ د (‘ayn/ba/dal). La ‘ayin indica ‘ilm, lo que significa conocimiento y certeza que posee el siervo acerca de Dios. La Ba, indica bu’d, lo que sería, la separación y distancia que existe entre él y otro ser que no sea Dios. Y la letra Dal, denota Dunuw, es decir la cercanía a Dios.[1]
El siervo está endeudado con Dios, no únicamente por todas las perfeccionas que le ha otorgado, sino por su existencia. Es por esto que se somete a Él. Cuando se desentiende de sí mismo y de sus propios deseos, adquiere rasgos de su Amo y de Sus Perfecciones, hasta el punto en que según palabras del Profeta Muhammad (P), “El verdadero esclavo de Al-lah (s.w.t) es aquel para quien la obediencia y amor hacia Dios se convierte en algo dulce. Expone sus necesidades a su Amo y se vuelve Su amigo íntimo. Coloca toda su confianza en él y no tiene esperanza en nadie más”.[2]
Según los dichos del Imam Ya’far ibn Muhammad as-Sādiq (a.s.), la realidad de la esclavitud ante Dios yace en tres cosas; primero, “El esclavo sabe que nada de lo que tiene le pertenece, todo es de Dios. Es así porque los esclavos no tienen nada propio, reconocen que su riqueza pertenece a Dios. Depositan todo lo que tienen donde Dios dice que deben colocarlo. En segundo lugar, el esclavo de Dios no es quien dictamina qué es bueno o malo para él. En tercer lugar, todas sus actividades van dirigidas a realizar lo que Dios le ha ordenado hacer y evitar lo que Le ha prohibido. Por lo mismo que considera que no le pertenece lo que Dios le ha dado, es por eso que se despoja de ello con facilidad. Teniendo en cuenta que el esclavo de Dios ha delegado todos sus asuntos a Él, asume con tranquilidad los problemas que enfrenta en el mundo y puesto que pasa todo su tiempo obedeciendo a Dios, no tiene tiempo para la frivolidad y ostentación. Es así como Dios honra a su esclavo por medio de estas tres cualidades y por lo tanto se le facilita enfrentar los desafíos de Satanás y su interacción con las demás criaturas de Dios. No va detrás del mundo amasando riqueza ni ostentando a los demás. No busca cualquier tipo de bienes materiales ni poder que posean los demás, ni pasa sus días en placeres vamos”[3]
La esclavitud ante Dios es la clave para la Santidad. El título “esclavo” es el mejor de los títulos y es por esto que el nombre del Santo Profeta (P) era ‘Abdul-lah (esclavo de Dios) y en la Noche de la Ascensión le pidió a Al-lah que le concediera el nivel del sometimiento y esclavitud solo ante Él.
El hombre perfecto es el siervo de Al-lah. Posee todas las manifestaciones de los Nombres o Atributos Divinos. Se desvanece en la Esencia Divina.
Los lexicógrafos definieron el término adoración como “La máxima expresión de la humildad”. Dicen que ya que la adoración es el nivel más elevado de humildad no se acopla a cualquiera sino a aquel que posee los niveles más elevados de existencia, perfección, gracia y generosidad. Por esto, la adoración a otro ser que no sea Al-lah es una falsa adoración, lo que equivale a politeísmo.
La adoración tiene tres niveles: Algunas personas adoran a Al-lah con la esperanza de recibir recompensas materiales o en la otra vida, o porque le temen a Su Castigo[4], estos son los creyentes comunes; algunos adoran a Al-lah para obtener el honor de la sumisión y por lo tanto ser llamados “esclavos” por Dios; algunos, sin embargo, adoran a Al-lah porque reconocen Su Grandeza y porque Lo aman.
Se ha mencionado en una narración sagrada que Al-lah (s.w.t) dijo; “Oh mi esclavo, adórame para que tengas de Mis atributos. Cuando Yo le digo a algo “sea”, es, tú también dirás a algo “sea” y será”.[5]
Según una narración del Imam Ya’far as-Sādiq (a.s.): “El sometimiento es una sustancia cuyo núcleo es El Señorío”[6].
El alma humana se pule por medio de la adoración como un espejo sobre el cual se reflejan los destellos Divinos. Entre más se pula, más se reflejarán los destellos de la iluminación Divina, será cuando su potencialidad para la santidad se transformará en acción y se convertirá en el Vicegerente de Dios (Khalifatul-lah) en el entorno de la existencia. Debemos saber que no es señorío sino Vicegerencia y una representación en la cual se manifiestan los efectos del Señorío. El vicegerente de Dios obra bajo el control de Al-lah. Al-lah se manifiesta en el alma de esta persona y revela Sus Nombres y Atributos. Así el gnóstico divino es el espejo perfecto para el Poder y la Gracia de Al-lah (s.w.t)
En todos los tipos y grados de milagros de los Profetas y obras asombrosas de los Imames (a.s.) en realidad, ha sido Al-lah (s.w.t) el Agente Absoluto en tanto que el alma del santo se ha desvanecido en Su Voluntad. Esta es la estación del sometimiento a Dios, un nivel el cual puede obtenerse por medio de la obediencia a Al-lah (s.s.t)
El viajero espiritual se considera a sí mismo como un nombre de Al-lah (s.w.t) en esta estación, para desvanecerse en Al-lah (s.w.t), reconociendo a otros seres como lo mismo. Si es un santo perfecto, será un nombre perfecto de Dios y aplicará en sí mismo el sometimiento y esclavitud absoluta y perfecta.
El Sagrado Corán dice:
Glorificado sea Aquel que transportó a Su siervo en el viaje nocturno[7]
سُبْحَانَ الَّذِي أَسْرَى بِعَبْدِهِ...
(17: 1)
Estas palabras nos indican que el camino que se transita para alcanzar la cercanía de Dios puede obtenerse únicamente por medio del sometimiento a él.
En el Tashahhud (testimonio), primero atestiguamos el sometimiento del Profeta a Dios, luego a Su profecía, porque el sometimiento es la escalera por medio de la cual se asciende a la estación de la profecía. En el Salāt (oración), lo que equivale a la ascensión nocturna o viaje nocturno del creyente, comenzamos diciendo “Bismil-lah” (con el nombre de Al-lah), y esta es la realidad del Sometimiento.
La intención, según la mayoría, significa el deseo de obedecer a Al-lah (s.w.t) sea por deseo a una recompensa o por temor a un castigo”. Según los eruditos en el tema, es el deseo de adorar a Al-lah (s.w.t) por respeto y para reconocer Su grandeza. “Adora a Al-lah (s.w.t) como si Lo vieras. Si no lo ves, ciertamente que Él te ve”. Según aquellos que aman a Al-lah (s.w.t), es el deseo de obedecerle por amor a Su Esencia. Por último, según los Amigos de Al-lah (s.w.t), significa intentar obedecerle y adorarlo como efecto del testimoniar la belleza del Amado, independientemente, esencialmente y aniquilarse en su Señor, particularmente en Sus atributos y en Sus Acciones. Una de las condiciones más importantes de la intención es la sinceridad.
La sinceridad de intención, a los ojos de la gente común, es limpiar la intención de rastros de politeísmo oculto y manifiesto, lo cual incluye rasgos de vanidad, ostentación y orgullo. “Ahora, en realidad que la obediencia sincera se debe solo a Al-lah (s.w.t)”[8] (39: 3)
En la adoración de los que están en el rango más elevado, significa purificar la intención de cualquier traza de codicia o temor, lo que se considera como politeísmo en el viaje espiritual. En la adoración de la Gente del Corazón, significa purificar las intenciones de egoísmo, lo que se considera como el mayor politeísmo e incredulidad. En la adoración del Más Perfecto, significa no fijarse en la estación del sometimiento y el acto de adoración sino enfocarse en la Existencia. Como lo dijo el Imam Jomeini (r. a.): “El corazón sano es aquel que se encuentra con La Realidad (Dios), sin que nada logre perturbar su intimidad con ella”.[9]
Fuente: Fe y Razón; Preguntas de Teología Islámica
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Fundación Cultural Oriente
[1] Misbah Shari’ah, capitulo 2 :
وَحُرُوفُ الْعَبْدِ ثَلاَثَةٌ ( ع ب د ) فَالْعَيْنُ عِلْمُهُ بِاللٌّهِ وَالْبَاءُ بَوْنُهُ عَمَّنْ سِوَاهُ وَالدَّالُ دُنُوُّهُ لِلٌّهِ تَعَالـى بِلاَ كَيْفٍ وَلاَ حِجَابٍ
[2] Arba’in
[3] Bihar al-Anwar, vol. 1, pg. 224, no. 17:
أَنْ لاَ يَرَى الْعَبْدُ لِنَفْسِهِ فِيمَا خَوَّلَهُ اللٌّهُ مِلْكاً لِأَنَّ الْعَبِيدَ لاَ يَكُونُ لَهُمْ مِلْكٌ يَرَوْنَ الْمَالَ مَالَ اللٌّهِ يَضَعُونَهُ حَيْثُ أَمَرَهُمُ اللٌّهُ بِهِ وَ لاَ يُدَبِّرُ الْعَبْدُ لِنَفْسِهِ تَدْبِيراً وَ جُمْلَةُ اشْتِغَالِهِ فِيمَا أَمَرَهُ تَعَالَى بِهِ وَ نَهَاهُ عَنْهُ فَإِذَا لَمْ يَرَ الْعَبْدُ لِنَفْسِهِ فِيمَا خَوَّلَهُ اللٌّهُ تَعَالَى مِلْكاً هَانَ عَلَيْهِ الإِِنْفَاقُ فِيمَا أَمَرَهُ اللٌّهُ تَعَالَى أَنْ يُنْفِقَ فِيهِ وَ إِذَا فَوَّضَ الْعَبْدُ تَدْبِيرَ نَفْسِهِ عَلَى مُدَبِّرِهِ هَانَ عَلَيْهِ مَصَائِبُ الدُّنْيَا وَ إِذَا اشْتَغَلَ الْعَبْدُ بِمَا أَمَرَهُ اللٌّهُ تَعَالَى وَ نَهَاهُ لاَ يَتَفَرَّغُ مِنْهُمَا إِلَى الْمِرَاءِ وَ الْمُبَاهَاةِ مَعَ النَّاسِ فَإِذَا أَكْرَمَ اللٌّهُ الْعَبْدَ بِهَذِهِ الثَّلاَثَةِ هَانَ عَلَيْهِ الدُّنْيَا وَ إِبْلِيسُ وَ الْخَلْقُ وَ لاَ يَطْلُبُ الدُّنْيَا تَكَاثُراً وَ تَفَاخُراً وَ لاَ يَطْلُبُ مَا عِنْدَ النَّاسِ عِزّاً وَ عُلُوّاً وَ لاَ يَدَعُ أَيَّامَهُ بَاطِلاً
[4] Nahyul Balafhan, aforismo 237; al-Kafi, vol. 2, pág. 84, no. 5: عَنْ أَبِي عَبْدِ اللٌّهِ ( ع) قَالَ: اَلْعِبَادُ ثَلاَثَةُ قَوْمٌ عَبَدُوا اللٌّهَ عَزَّ وَجَلَّ
خَوْفاً فَتِلْكَ عِبَادَةُ الْعَبِيدِ وَقَوْمٌ عَبَدُوا اللٌّهَ تَبَارَكَ وَتَعَالـى طَلَبَ الثَّوَابِ فَتِلْكَ عِبَادَةُ الأَجْرَاءِ وَقَوْمٌ عَبَدُوا اللٌّهَ عَزَّ وَجَلَّ حُبًّا لَهُ فَتِلْكَ عِبَادَةُ الأَحْرَارِ وَهِيَ أَفْضَلُ الْعِبَادَةَ
[5] Kalimatullah, pág. 140, No. 154:
عَبْدِي أَطِعْنِي حَتَّى أَجْعَلَكَ مِثْلِي أَقُولُ لِلشَيْءٍ كُنْ فَيَكُونَ تَقُولَ لِلشَيْءٍ كُنْ فَيَكُونَ.
[6] Misbah al-Shari’ah, capítulo 2:
أَلْعِبَادَةُ جَوْهَرَةٌ کُنْهُهَا الرُّبُوبِيَّةُ...
[7] Corán 17: 1
[8] أَلاَ لِلٌّهِ الدِّيْنُ الْخَالِصُ
[9] Sirr as-Salat, pág. 75 (Versión en Persa)
Respuesta:
En la Biblia, hay más de una declaración la cual indica la esperanza del profeta Muhammad. Él no es llamado por su nombre, pero las descripciones parecen encajar solamente en él.
Encontramos en el libro Deuteronomio lo siguiente:
“Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandaré. Mas a cualquiera que no oyere mis palabras, las cuales él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta”. Deuteronomio 18: 18-19
En esta declaración Dios promete que levantará al profeta entre los hermanos de Israel; que ese profeta será como Moisés; que Dios pondrá sus propias palabras en la boca de este profeta; y que dicho profeta hablará aquellas palabras en el nombre de Dios.
Así, el profeta esperado tiene tres descripciones, las cuales son aplicables sino al profeta Muhammad.
1. El profeta prometido será hermano de los israelitas. Los israelíes solo son familia de los árabes. No hay otras personas en el mundo que puedan ser llamado hermanos de los israelíes, si no son descendientes de Isaac, y los árabes son los descendientes de Israel el hermano mayor de Isaac.
2. Este profeta será como Moisés. Moisés fue un profeta de una nueva dispensación, y él fue un líder tanto secular, como espiritual para ser gente. En esta descripción, entre todos los profetas que vinieron después de Moisés, solo encaja Muhammad. Ninguno de estos profetas, incluido Jesús, fue enviado con nuevas reglas. Jesús siguió las enseñanzas de Moisés y no introdujo nuevas leyes religiosas. Tampoco fue un líder secular para los israelíes, todos los profetas a excepción de Muhammad, vinieron de los mismos israelíes y no de sus hermanos.
3. La declaración describe al profeta prometido como alguien que no habla por sí mismo, sino que las palabras de Dios serán puestas en su boca.
Ningún profeta a excepción de Muhammad ha proclamado que su libro contiene las palabras propias de Dios. Del mismo Moisés recibió la revelación, pero él invitó al mensaje celestial con sus palabras. Lo que leemos en los cinco libros de Moisés son considerados la palabra a Moisés, no las propias palabras de Dios.
Todos los libros de los cuales el Antiguo Testamento está compuesto, fueron escritos y redactados por humanos, y así también los cuatro evangelios donde Jesús habló la verdad revelada, pero con sus propias palabras. La Biblia es considerada así, como el mejor el dialogo entre Dios y el hombre.
Solo el Corán contiene las palabras las cuales Muhammad recitó, como las palabras directas de Dios. Muhammad nunca añadió alguna palabra propia al Corán. El recitó las palabras coránicas, tal como Dios las puso en su boca. Así es como, la descripción parece encajar solo en Muhammad y en nadie más.
Otra declaración, que indica la anticipación de Muhammad, es encontrada en el mismo libro del Deuteronomio:
“Estas son las bendiciones con las cuales Moisés el hijo de Dios bendijo a los hijos de Israel y dijo: ¡Oh el Señor que vino desde Sinaí y alumbró desde Seir para nosotros, Él brilló desde el monte de Paran, y vino con diez mil santos con el fuego ardiente en su mano derecha!”. Deuteronomio 33
El advenimiento del señor significa la venida de su relevación. Moisés habló sobre la manifestación de Dios a tres profetas en tres lugares: la manifestación del Sinaí la cual representa al mismo Moisés. La otra manifestación es la revelación la cual fue recibida por Seir, la cual representa la revelación que fue recibida por Jesús en la tierra de Seir, que está ubicada en la tierra del Jordán. La tercera manifestación es la luz de Dios que brilló desde el monte de Paran, representando la profecía de Muhammad. El monte de Paran está ubicado en el país del Hijaz, donde nació y murió Muhammad, las siguientes palabras nos dan más indicaciones al respecto:
“El proviene de los diez mil santos, con la llama de fuego en su mano derecha”.
El profeta Muhammad (la Paz y la Bendición sea con él y su descendencia), fue quien entró a la Meca, la capital del Hijaz, liderando a diez mil musulmanes mediante los cuales sometió, a los adoradores de ídolos de la Meca.
El nuevo testamento, también, contiene algunas claras anticipaciones del advenimiento de Muhammad.
“Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras:
La piedra que desecharon los edificadores,
Ha venido a ser cabeza del ángulo.
El Señor ha hecho esto,
Y es cosa maravillosa a nuestros ojos?
Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.
Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará”. Mateo 21: 42:44
La declaración en esta profecía nos informa que el reino de Dios les será quitado y, será dado a otra nación. Ninguna otra nación después de Jesús ha proclamado un mensaje divino excepto la nación de los árabes, la cual convoca al mundo entorno al mensaje del Islam, el cual fue revelado a Muhammad. Jesús la llamó la nación la cual sustituirá a los israelitas “la piedra la cual fue retirada por los constructores”; haciendo referencia al convenio hecho entre Dios e Isaac, en la época de Abraham, del cual Ismael fue excluido.
“Y en cuanto a Ismael, también te he oído; he aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera; doce príncipes engendrarán, y haré de él una gran nación. Más yo estableceré mi pacto con Isaac, el que Sara te dará a luz por este tiempo, el año que viene”. Génesis 17:20-21.
Ismael y sus hijos, de acuerdo a esta declaración habían sido excluidos, en la época de Abraham, del convenio, y por esto, Jesús los llamó la piedra la cual había sido retirada por los constructores. Ahora bien, Jesús informa a los israelitas que la misma piedra la cual fue retirada, se convertirá en la piedra angular.
Muhammad y los árabes son los descendientes de Ismael, y ellos son la nación la cual Jesús esperaba que sustituyera a la nación israelí.
Jesús describe la sustitución de una nación, como una trituración de piedras; quien caiga en ella será roto, y a quien ella le caiga será convertido en polvo. Esto significa que la nación la cual reciba el reino de Dios será una nación aguerrida, capaz de defenderse del cualquier enemigo que quiera atacarlos y, triunfará sobre cualquier enemigo que quiera atacarlo. Esta descripción es aplicable solamente a la nación árabe, la cual fue distinguida de las demás naciones por llevar un mensaje espiritual y ser lo suficientemente aguerridos para defenderse y derrotar a sus enemigos. La historia, después de Jesús, ha testificado muchas naciones aguerridas, pero ninguna fue motivada por una revelación divina, excepto la nación de Muhammad.
(Fuente: Preguntas acerca del Islam, autor: Sheij Muhammad Yawad Chirri, Editorial Elhame Shargh, 2015)
Respuesta:
En la primera década del siglo VII, se dio inicio a una guerra entre los dos grandes imperios de ese tiempo -el persa y bizantino-. La guerra continuó por más de veinte años, y los persas fueron los más victoriosos.
“La enciclopedia británica describe la situación: “El ejército persa saqueó a Siria y a Asia menor y en el año 608 avanzaron hacia Chaledon. Ya para el año el 613 y 614 Damasco y Jerusalén, fueron tomados por el general Shahboraz, y la Santa Cruz fue llevada triunfante. Poco después, hasta Egipto fue conquistado. Los romanos (la gente del imperio Bizantino) opusieron un poco resistencia, y fueron destruidos por las disensiones internas”.
Los versículos del sagrado Corán citados fueron revelados en el año sexto o séptimo después de la primera revelación al Profeta Muhammad (esto quiere decir que los versículos fueron revelados en el 615 o 616.) la profecía contenida en estos es definitiva, fiel a ella afirma que los romanos vencidos obtendrán un triunfo decisivo sobre los persas, dentro de nueve años después de la revelación.
Una vez más la profecía fue hecha en dirección contraria a lo esperado del conflicto. Se esperaba que los romanos fueran completamente derrotados, ya que las fuerzas persas habían alcanzado las puertas del Constantinopla. En esa época hasta los mismos líderes romanos tenían muy poca esperanza de una eventual victoria.
Los líderes romanos, con todas sus habilidades e información acerca de la guerra no podían anticipar su victoria. Una clara información era imposible para Muhammad porque el sistema de radio, la televisión y la prensa aún no existían. El profeta Muhammad (la Paz y la Bendición sea con él y su descendencia), vivía en la Meca muy lejos de Constantinopla, y aun así hizo una predicción de triunfo dentro del plazo fijado.
La profecía fue completada nueve años después de haber sido predicha. Hércules, el Emperador Romano, avanzó hacia Norte, donde el destruyó el gran templo de fuego de Gondzak; luego en 623 el recapturo todo el terreno perdido.
Su declaración es verdad. Los musulmanes estaban en realidad muy tristes por la noticia de la derrota de los cristianos en ese momento. Los cristianos son los seguidores de las escrituras, y los musulmanes son los seguidores de la nueva escritura, el Corán. Ambos comparten muchas creencias. Los musulmanes, sienten que hay un estrecho vínculo entre ellos y los cristianos; sienten que éstos son sus hermanos en la religión. Las noticias de la derrota de los romanos fue una buena nueva para los adoradores de ídolos, pues se regocijaron con la derrota de los cristianos y los relacionaron con los musulmanes como sus enemigos, porque ambos musulmanes y cristianos, son seguidores de la escritura y se oponen a los adoradores de ídolos.
Esta relación entre los musulmanes y los cristianos fue natural. Habrían aceptado los cristianos a Muhammad y recibido su verdad con un corazón abierto, así como los musulmanes aceptaron la verdad de Jesús, permitiendo la relación de hermandad tendría continuidad entre los seguidores de las ambas fe. Desafortunadamente los cristianos se negaron a reconocer la profecía de Muhammad y aceptar su verdad. Este y los eventos subsecuentes, los cuales tuvieron lugar después de la muerte del Profeta, cambiaron la atmosfera natural entre los musulmanes y los cristianos.
(Fuente: Preguntas acerca del Islam, autor: Sheij Muhammad Yawad Chirri, Editorial Elhame Shargh, 2015)