En el Islam la mujer le corresponde un tercio de la herencia y al hombre los dos tercios restantes. La razón para que esto sea así, como lo explica un hadiz, es que el hombre tiene el deber de velar por los gastos de la familia, incluyendo a la mujer. Esta última regla, a su vez, se basa en la peculiar naturaleza del hombre, que lo hace menos sentimental que la mujer.
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