Respuesta:
Hay una manera de relacionar lo dicho por el Corán con lo dicho por los evangelios: la diferencia entre las dos citas podría ser la diferencia entre lo aparente y la realidad. Sin duda, algunos eventos tuvieron lugar en ese tiempo, tal como lo que parece ser la crucifixión de Jesús y su muerte en la cruz. La vida de Jesús estuvo llena de milagros, y así podría ser lo que parecía su muerte. Pudo haber sido otra persona (Así como Judas el que lo traicionó era milagrosamente parecido a él, fue quien murió en la cruz y no Jesús).
Hay otra forma de conciliar los dos puntos sin asumir un milagro: supongamos que Jesús fue puesto en la cruz y que él se desmayó de tal manera que pareció muerto mientras él estaba con vida.
Esta suposición no está evidenciada en los evangelios: los evangelios citan que Jesús no permaneció mucho tiempo en la cruz. Él fue bajado rápidamente, sin que se le rompieran las piernas, ya que esta era una costumbre -el romper las piernas de los crucificados-. Los judíos se preparaban para celebrar las pascuas. Ellos no querían que permaneciera en la cruz hasta el otro día, sábado; en el cual se supone que no pueden hacer ningún trabajo, tal como enterrar. Como Jesús no permaneció mucho en la cruz, él pudo haber estado vivo.
Los evangelios citan también que después que Jesús parecía estar muerto un hombre golpeó su cuerpo con una lanza. Nosotros sabemos que la sangre no emana con presión de un cuerpo muerto. Esto indica que Jesús aún estaba vivo.
Los evangelios citan que Jesús fue puesto en su tumba, y que una pesada piedra fue puesta sobre su tumba. Y ese domingo, el cuerpo desapareció y aquella roca fue removida de la entrada de la tumba. Tenemos el derecho a pensar que uno de los discípulos de Jesús movió la piedra y lo rescató. Si la resurrección fue milagrosa, no habría sido necesario el remover la piedra. Dios es capaz de levantarlo de la tumba y dejar la piedra donde estaba. La remoción de la piedra parecía ser obra humana y no divina.
A esto le sumamos que los evangelios dicen que Jesús se apareció en varias ocasiones a sus discípulos después del suceso de la crucifixión, y todas estas apariciones parecen que fueron en secreto, como si Jesús no deseara aparecer abiertamente. Si él fue milagrosamente resucitado no tendría la necesidad de esconderse de sus enemigos. El secreto de su aparición indica que aún estaba vivo, que su vida no fue interrumpida por una corta muerte y que aún temía la persecución de sus enemigos.
La Sociedad Internacional del Santo Sudario, concluye recientemente que la mancha de sangre de sudario de Jesús indica que se encontraba vivo al momento de ser bajado de la cruz. De otra manera no podría haber sangre en la sabana que cubrió su cuerpo.
Para un cristiano que ha creído en la crucifixión de Jesús, le costará mucho reconsiderar dos de los principios en los que él ha creído: el que Jesús es Dios y el de la crucifixión. Un crucificado no puede ser Dios ya que es incapaz de protegerse así mismo, deja de ser Todopoderoso. Un musulmán por otro lado, no tiene tal problema. El cree que Jesús es un Profeta y no más. Un Profeta puede ser perseguido y crucificado, porque este no puede ser todopoderoso, aunque el Islam no tiene el problema de la contradicción, ha sido resuelto porque Jesús no fue crucificado, sino que Dios lo protegió.
El Islam está en desacuerdo con el cristianismo en la doctrina de la redención. Esta está basada en la doctrina del pecado original: que el ser humano ha sido condenado por Dios debido al pecado de Adán y Eva, el cual fue consecuentemente heredado por sus hijos. El Islam niega toda la doctrina del pecado original; la humanidad había sido condenada por Dios debido al pecado de Adán y Eva, siendo consecuentemente heredado por sus hijos. El Islam niega toda la doctrina del pecado original, Dios no condenó a la humanidad por un pecado que fue cometido por un par de seres en el principio de los tiempos (eso se aclarará en los siguientes capítulos). No hay pecado original; por esta razón no hay necesidad de la redención de la humanidad, a causa de un pecado que no existió.
Pero supongamos que hay un pecado original. Para perdonar al ser humano por el pecado original Dios no necesita a una persona sin pecado, tal como Jesús, para ser crucificado. Puede perdonar a la raza humana sin que un inocente sufra. Decir que Dios no perdona a la humanidad, hasta que los humanos crucifiquen a Jesús, es ponerlo en la posición de un gobernante quien fue desobedecido por sus propios súbditos. Cuando los niños le piden al gobernante que perdone el pecado de sus padres, este se rehúsa a hacerlo a menos que mate a algunos de sus amados. Si ellos cometen este terrible crimen, los perdonará; de lo contrario, no lo hará. Yo no pienso que la defensa del pecado original estaría dispuesta a poner a Dios en esta posición. Dios el más Justo y Misericordioso, no condena a la gente por los pecados de sus ancestros. Él puede perdonarles sus propios pecados, sin exigirles que cometan uno mayor.
(Fuente: Preguntas acerca del Islam, autor: Sheij Muhammad Yawad Chirri)
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