Respuesta:
Sobre la narración de 73 grupos, le ofrecemos dos libros que tienen textos importantes al respecto.
Primer libro es "... Y entonces fui guiado", y segundo es "Realidad y Origen del Shiismo". Los dos también se encuentran en la biblioteca del sitio www.islamoriente.com
Dentro de pdf de cada libro puedes buscar la palabra “setenta y tres” y así sale los textos al respecto.
Para tener una breva respuesta sobre el tema, seguidamente le pongo la introducción del segundo libro y después una parte del primer libro:
Alabado sea Dios, el Señor del Universo,
y las Bendiciones y la Paz sean sobre Muhammad,
su Purificada Familia y sus Compañeros Elegidos.-
La cuestión de la realidad y orígenes del Shiísmo ha gozado de mucha importancia para los autores y estudiosos tanto en el pasado como en el presente, habiendo sido contradictorias las opiniones e ideas sobre la misma, desde que la mayor parte de los autores que han escrito al respecto ven a la Shî‘ah como una de las tendencias que surgieron en el período de las divisiones doctrinales, las cuales abarcaron a una extensa porción de la comunidad islámica a causa de las diferencias doctrinales que surgieron como resultado de las divisiones políticas, luego de pasado menos de medio siglo del comienzo de la hégira del Profeta (s.a.w.), y de haberse producido las discordias que motivaron la división de los musulmanes en grupos opuestos beligerantes en los que un musulmán consideraba lícita la sangre de su hermano, y cada corriente comenzara a creer o a sugerir que era la dueña de la verdad y que su opositor era el farsante.
A causa de esto las diferentes tendencias islámicas comenzaron a rivalizar para plasmar sus posturas a través de la interpretación de algunos textos coránicos y nobles hadices proféticos. Luego las cosas se agravaron aún más cuando los fervorosos e intransigentes de estas tendencias se envalentonaron en relación a los nobles hadices del Profeta (s.a.w.) y se comenzaron a falsear y alterar algunos hadices que en cierto modo sostenían sus puntos de vista, y a falsificar otros para censurar a las demás tendencias. Es así que surgieron hadices falsos como el que dice: “Surgirá en mi comunidad un grupo de gente que tendrá un mote; se les llamará los Rawâfid.[1] ¡Matadles puesto que son idólatras!”, siendo que es conocido para los expertos en tendencias islámicas que el nombre Rawâfid fue utilizado por primera vez por Zaid ibn ‘Alî ibn Al-Husein (a.s.) para referirse a aquellos que se separaron de él durante su revuelta contra los Omeyas, y que este vocablo, así como otros con los que se llama a las tendencias opositoras de los sunnis, no era conocido en épocas del Profeta (s.a.w.).
Entre los hadices que adquirieron una calificación casi de tawâtur[2] luego de haber sido narrados por todas las tendencias, es el hadîz que se refiere a la división de la comunidad en setenta y tres tendencias, todas las cuales serían exterminadas excepto una. Por eso cada tendencia ¡trata de demostrar que es aquella a la que se hace referencia como la tendencia salvada y que todas las demás serán exterminadas en el Fuego!
Lo que complicó aún más el asunto es que con el paso del tiempo esas doctrinas comenzaron a arraigarse, ingresando estas falsas narraciones en las compilaciones de hadices, y se comenzó a inculcar a la gente que las mismas eran palabras del Profeta (s.a.w.) a pesar de que esos nombres y términos no eran conocidos en épocas del Mensaje ni poco después, y no se difundieron sino luego de haber comenzado a tener lugar las batallas teológicas entre los musulmanes, tras abrirse a las culturas foráneas a través de las comunidades que ingresaban al Islam, o por haberse traducido los legados de éstas al idioma árabe, comenzando cada Escuela a conformar para sí una filosofía particular en cuanto a las creencias, y haciendo uso de los términos que fueron acopiados por la filosofía e ideas de Grecia, Persia, India y otros.
Cuando comenzó a florecer la época de la compilación de los textos y los pensadores musulmanes hicieron su aporte para el desarrollo de las diferentes ciencias y artes, los seguidores de las escuelas del Kalâm o Teología Islámica comenzaron a debatir las opiniones acerca del Califato, el Imamato y los métodos de gobierno. La gran catástrofe tuvo lugar cuando comenzaron a escribirse los textos acerca de las tendencias, escuelas de pensamiento y religiones, donde la mayoría de los escritores sobre el tema, como Ash-Shahrestânî, Al-Bagdâdî y otros de entre los sabios sunnis -que representan a la tendencia y la opinión de la mayoría en la comunidad islámica y a quienes posteriormente se dio en llamar Ahl-us Sunnah wal Ÿamâ‘ah (la gente de la Tradición y del Consenso)-, hacían hincapié en sus obras en un punto en particular que consistía en tratar de circunscribir las tendencias islámicas en setenta y tres para luego tratar de exponer la condición desviada de setenta y dos de ellas y demostrar que la tendencia que representa a la mayoría es la tendencia salvada, y que el resto -entre las que se cuenta la Shî‘ah- no son sino sectas inventadas y desviadas del camino correcto. Para demostrar eso fueron expuestas diferentes y contradictorias opiniones acerca del surgimiento de esta tendencia y su doctrina, de manera que a veces la misma es atribuida a Ibn Saba’ cuyas creencias serían una prolongación del judaísmo; otras veces, que la misma es de origen persa y que sus ideas serían una prolongación de la doctrina zoroástrica; y otras veces, que la misma se conformó como una reacción a las desgracias que acontecieron a la Gente de la Casa del Profeta, Ahl-ul Bait (a.s.), en sucesos como los de Karbalâ’, donde fue martirizado Al-Husein (a.s.), y antes que ello, el martirio de ‘Alî ibn Abî Tâlib (a.s.).
De esta manera las afirmaciones acerca de la fecha en que surgió el Shiísmo se contradicen, de manera que algunos remontan su origen a los acontecimientos posteriores a los sucesos de la Saqîfah; otros la registran como surgida en épocas de ‘Uzmân y durante los sucesos de la fitnah o discordias internas, y hay otros que la remontan al comienzo de la Batalla de Ÿamal (el Camello) o la de Siffîn, o incluso como algo posterior al martirio de Al-Husein (a.s.).
La causa de esta turbia visión acerca del origen del Shiísmo es el desconocimiento de la realidad del Shiísmo como una línea que representa la realidad del Islam en todas sus manifestaciones y creencias, y que no conforma un fenómeno fortuito y extraño al pensamiento de la comunidad islámica o una doctrina importada de alguna otra comunidad, sino que es una creencia islámica en todo el sentido de la palabra, cuyas primeras semillas fueron sembradas por el noble Profeta (s.a.w.) y que continuaron creciendo día tras día siendo alimentadas por Ahl-ul Bait (a.s.), quienes explicaban sus rasgos y apartaban de las mismas las ambigüedades, combatiendo a los intrusos e infiltrados en la misma y dejando al descubierto a quienes se ocultaban bajo la sombra de Ahl-ul Bait (a.s.) para alcanzar otros propósitos que procuraban la destrucción del Islam.
A partir de aquí se produjo la confusión de algunos que trataron de atribuir las creencias de estos infiltrados a la Shî‘ah, como si ello representara la idea, orientación y doctrina del Shiísmo, y adosaron a la Shî‘ah en general la acusación de instigar y conspirar contra el Islam, al punto que se llegó a decir que el Shiísmo se convirtió en un refugio para todas las ideas destructivas que procuran terminar con el arabismo y el Islam. Ésta fue una línea que adoptaron algunos sabios del pasado y que fue seguida por otros.
Es realmente lamentable que estudiosos contemporáneos afilen sus cuchillos para apuñalar a la Shî‘ah y al Shiísmo basándose en lo que sus opositores dijeron de ellos, sin tomarse el trabajo de investigar acerca de la realidad e informarse sobre la creencia de cada tendencia a través de sus mismas obras, especialmente desde que en esta época esto está facilitado puesto que se encuentran dispuestas todas las herramientas y recursos de estudio académico para todo aquel que desee llegar a la realidad con imparcialidad.
La sana intención es lo que delinea la tendencia del estudioso de la verdad, de manera que si pierde esta condición no tendrá esperanza de manifestarla en sus escritos.
Es de hacer notar que las diferentes épocas no han carecido de un número de estudiosos -entre ellos algunos orientalistas- que no se han propuesto más que la verdad, por lo que pusieron al descubierto la faz de la realidad o parte de la misma, como asimismo escritores y estudiosos de la Shî‘ah se dispusieron a escribir libros y compilar estudios a este respecto, de manera que conformaran una vía para quien quisiera emprender el estudio sobre este tema procurando la realidad.
Este estudio es uno de esos humildes esfuerzos. Quiera Dios que el mismo sea de provecho para quien procure beneficiarse o «aguce el oído mientras es testigo»,[3] y ciertamente que Dios se encuentra detrás de los sanos propósitos.-
[1] Rawâfid: renegados; forma peyorativa para referirse a los shias.
[2] Tawâtur: grado de convicción en cuanto a la procedencia de una información brindada por numerosas cadenas de transmisión no relacionadas entre sí, al punto que se elimina la posibilidad de mutua influencia en el equívoco y la confabulación en la mentira. [N. del T.]
[3] Sura Qâf; 50: 37.
Una parte del primer libro, extraido del archivo pdf:
((----------------------- Page 233-----------------------
...Y entonces fui guiado
Nuestra desgracia en relación al iytihad que contradice los textos
A través de mi investigación deduje que la desgracia que so-
brevino a la comunidad islámica se debió al iytihad de los Compa-
ñeros, el cual contradecía los claros textos. De este modo fueron
violadas las ordenanzas de Allah y destruida la Tradición del Profeta.
Los sabios y líderes religiosos llegan a hacer analogía del iytihad
que realizaron esos Compañeros y así contradicen a veces los tex-
tos proféticos cuando no están de acuerdo con lo que algunos de los
Compañeros hicieron. Incluso contradicen los textos coránicos; y
no estoy exagerando, pues ya mencioné anteriormente que, a pesar
de la existencia del texto del “taiammum” en el Libro de Allah,
como así también en la Tradición confirmada del Mensajero, hicie-
ron su propio iytihad, y afirmaron que se debía dejar de hacer las
oraciones si no había agua. ‘Abdullah ibn ‘Umar justificó esta in-
terpretación de la manera en que ya indicamos en otra parte de esta
investigación.
Uno de los primeros Compañeros en abrir la puerta del iytihad
fue el segundo Califa, quien utilizó sus propios puntos de vista con-
tradiciendo los textos coránicos después de la muerte del Mensaje-
ro de Allah (PBd) para despojar (del zaqat) a los llamados Al-
Mu’alifah Qulubuhum (aquellos cuyos corazones fueron ganados
al Islam por dádivas), para quienes Allah dispuso una parte del zaqat .
Él les dijo: “No tenemos necesidad de vosotros”.
En cuanto a sus interpretaciones de los textos proféticos, son
numerosas, e hizo iytihad muchas veces, aun en vida del Profeta
mismo. Ya hemos indicado anteriormente su oposición durante el
Tratado de Paz de Al-Hudaibiiah, y cómo se opuso firmemente a la
escritura de la última recomendación del Mensajero y dijo: “Nos es
suficiente el Libro de Allah”.
Ocurrió otro incidente entre él y el Mensajero de Allah (PBd)
que nos muestra claramente la mentalidad de ‘Umar, quien se per-
mitió a sí mismo discutir y oponerse al Poseedor del Mensaje (PBd);
el incidente fue en relación a las albricias del Paraíso.
El Mensajero de Allah envió a Abu Hurairah con la instruc-
ción de que donde fuera que encontrase a un hombre cuyo corazón
estuviera absolutamente convencido de “LA ILAHA ILLA ALLAH”
(No hay divinidad sino Allah), le albriciara el Paraíso. Abu Hurairah
salió a dar las buenas nuevas hasta que encontró a ‘Umar, quien le
impidió continuar su misión y lo golpeó hasta el punto que cayó
sentado en el suelo.
Abu Hurairah regresó llorando hacia el Mensajero de Allah y
le narró su encuentro con ‘Umar; por lo cual el Mensajero le pre-
guntó a ‘Umar: “¿Qué es lo que te hizo actuar así?”. ‘Umar respon-
dió con otra pregunta: “¿Acaso lo enviaste tú para que albriciara el
Paraíso a todo aquél que dijera: “LA ILAHA ILLA ALLAH” con
absoluta certeza en su corazón?”. El Mensajero de Allah respon-
dió: “sí”. ‘Umar dijo entonces: “No hagas eso, pues temo que toda
la gente se atenga sólo a (decir): “LA ILAHA ILLA ALLAH” (No
hay divinidad sino Allah)”.
También tenemos a su hijo ‘Abdullah ibn ‘Umar, quien temió
que la gente dependiera del taiammum, por lo que ordenó, en ese
caso (si no hay agua), no realizar las oraciones.
Desearía que hubieran dejado los textos tal como son y que no
los hubieran cambiado con sus interpretaciones fútiles que solo tien-
den a erradicar las leyes islámicas, a mancillar las obligaciones
sagradas dispuestas por Allah, a dividir a la comunidad en diferen-
tes madhahib, y llevan al surgimiento de opiniones diversas y fac-
ciones enfrentadas.
Observando las diferentes actitudes que adoptó ‘Umar en rela-
ción al Mensajero de Allah y a su Tradición, podemos deducir que
él nunca creyó en la infalibilidad del Mensajero y que lo considera-
ba como cualquier otro hombre que podía tanto equivocarse corno
acertar.
Es en base a esto que se formó la opinión adoptada por los
sabios de la Sunnah y Al-Yama’ah sobre que el Mensajero de Allah
(PBd) fue solo infalible con respecto a transmitir el Sagrado Corán,
pero que aparte de eso, se equivocaba como cualquier otro ser hu-
mano, y como prueba de ello, dicen que ‘Umar corrigió en muchas
oportunidades la opinión del Profeta (PBd).
Algunas personas ignorantes afirman que el Mensajero de Allah
(PBd) aceptó las tentaciones del demonio en su casa. Dicen que
una vez él estaba tendido de espaldas, rodeado por mujeres que
tocaban sus tambores, y que el demonio jugaba alegremente junto a
él, hasta que llegó ‘Umar ibn Al-Jattab; entonces el demonio huyó
y rápidamente las mujeres escondieron sus tambores bajo sus asien-
tos. El Profeta dijo a ‘Umar: “Tan pronto como el demonio te vio,
escapó por un camino diferente al que tú venías”,
Por lo tanto, no es sorprendente que consideren que ‘Umar ibn
Al-Jattab podía tener sus propias opiniones sobre la religión y per-
mitirse a sí mismo oponerse al Mensajero de Allah (PBd) en temas
políticos, e igualmente en los religiosos, como explicamos ante-
riormente con respecto a las albricias del Paraíso para los creyen-
tes.
A partir de la idea del iytihad y la utilización de la opinión
personal que contrariaba los textos, surgió, o más bien se formó, un
grupo de Compañeros guiados por ‘Umar ibn Al-Jattab, a quienes
vemos cómo en Iawm-ur Raziiah (El Día de la Desgracia) apoya-
ron el punto de vista de ‘Umar, contrariando así los claros textos.
También podemos deducir que fueron éstos mismos quienes
no aceptaron las estipulaciones de “Al-Gadir” en las cuales el Pro-
feta (PBd) confirmó que ‘Ali debía ser su Califa (sucesor) sobre
todos los musulmanes, y que esperaron la oportunidad justa para
rechazarlas cuando el Profeta murió. La reunión que tuvo lugar en
As-Saqifah y la consiguiente elección de Abu Bakr, fueron el resul-
tado de aquel iytihad.
Cuando consolidaron su control sobre los asuntos, y la gente
empezó a olvidar los textos del Profeta relacionados a la sucesión
al Califato, comenzaron a interpretar todo. Incluso impugnaron el
Libro de Allah, violaron las disposiciones y cambiaron los precep-
tos.
La tragedia de Fátima Az-Zahrá (P) tuvo lugar después de la
tragedia de su esposo en relación a la usurpación de su dignidad de
Califa. Luego tuvo lugar la tragedia del asesinato de quienes se
abstenían del pago del zaqat. Todo eso a causa del iytihad que con-
tradecía los textos.
Luego vino el Califato de ‘Umar Ibn Al-Jattab que fue la inevi-
table consecuencia de ese (tipo de) lytihad, pues Abu Bakr
implementó su propia interpretación y lo designó como su sucesor,
suprimiendo así el sistema de shura (consulta) al cual él mismo se
aferraba como argumento para justificar su califato. ‘Umar llegó e
hizo que la situación empeorara, pues el mismo “protector de los
asuntos de los musulmanes” permitía cosas que habían sido prohi-
bidas por Allah y su Mensajero141 y prohibía lo que Allah y Su
Mensajero habían permitido .
Cuando ‘Uzman llegó al poder después de ‘Umar, dio un gran
salto en lo que a iytihad se refiere. Hizo más de lo que cualquiera
de sus predecesores había hecho hasta entonces; tanto es así, que
sus interpretaciones comenzaron a afectar la vida política y religio-
sa en general, dando como resultado la revolución. Pagó con su
vida el precio de su iytihad.
Cuando el Imam ‘Ali (P) se hizo cargo de los asuntos de los
musulmanes, se encontró con grandes dificultades para hacer reto-
mar a la gente a la noble tradición profética y al Sagrado Corán, y
trató Esforzadamente de eliminar todas las innovaciones introduci-
das en la religión, pero algunas personas se empeñaban en gritar:
“...¡Ah! ¡La Tradición de ‘Umar!”.
Estoy convencido de que aquellos que combatieron y contra-
dijeron al Imam ‘Ali (P) hicieron eso porque él -que la paz de Allah
sea sobre él- los forzaba a mantenerse en el camino y a referirse a
las correctas estipulaciones. De este modo, erradicó todas las inno-
vaciones e interpretaciones que habían sido añadidas a la religión a
lo largo de un cuarto de siglo y a las que la gente se había acostum-
brado, especialmente aquellos que estaban sujetos a sus caprichos
y codicias mundanales, quienes tomaron de la riqueza de Allah y de
la gente para sus propios fines, acumulando oro y plata, y privando
a los oprimidos de los derechos básicos que prescribe el Islam.
Siempre encontramos que los arrogantes de todas las épocas
tienden hacia el lytihad y lo ponderan porque les brinda una amplia
posibilidad para alcanzar sus fines de alguna manera. En cuanto a
los textos, aparecen como barreras en sus caminos que les impiden
lograr sus propósitos.
Es digno de mencionar aquí que el iytihad puede tener sus se-
guidores en cualquier época y en cualquier lugar, incluso entre los
mismos oprimidos, simplemente porque es fácil de implementar y
no tiene firmes compromisos.
Debido a que el texto exige obligaciones y carece de libertad,
los políticos tienden a llamarlo “norma teocrática”, o sea, norma de
Allah; y debido a su libertad y falta de obligaciones, el iytihad es a
veces llamado “norma democrática”, o sea, la norma del pueblo.
Aquellos que se reunieron en As-Saqifah después de la muerte
del Profeta (PBd) decidieron abolir el gobierno teocrático que fue
establecido por el Mensajero de Allah sobre las bases de los textos
coránicos, y lo transformaron en un gobierno democrático donde el
pueblo eligió a quien le pareció adecuado para que lo dirigiera. Si
bien esos Compañeros no conocían la palabra “democracia”, pues
no es una palabra árabe, en cambio conocían el sistema de shura143 .
Aquellos que en el presente no aceptan el texto relacionado a
la sucesión al Califato, son los defensores de la “democracia”, quie-
nes se enorgullecen de ello, afirmando que el Islam fue el primero
en adoptar tal sistema. Ellos son los defensores del iytihad y de las
reformas y hoy en día son los más próximos al sistema político
occidental, razón por la cual los gobiernos del oeste los glorifican y
los llaman musulmanes progresistas Y tolerantes.
En cuanto a los Shi’as, los defensores de la “teocracia” o el
gobierno de Allah, rechazan el iytihad que contradiga los textos, y
diferencian entre la norma de Allah y el sistema de shura. Ellos no
encuentran ninguna relación entre shura y los textos, sino que el
iytihad y el shura sólo son posibles en aquello donde no hay textos.
Vemos que Allah -Alabado sea- eligió a Su Mensajero
Muhammad y aun así Él dijo:
«...Y consúltales sobre el asunto...»
(Sagrado Corán; 3:159)
En cuanto a la elección de líderes de la humanidad, Allah dice:
«Tu Señor crea y elige lo que quiere. El elegir no les
incumbe»
(Sagrado Corán; 28:68)
Cuando los Shi’as defienden la sucesión del Imam ‘Ali (P) al
Califato después del Mensajero de Allah, ellos están, en realidad,
aferrándose al texto (Nass); y cuando desacreditan a algunos de los
Compañeros, sólo lo están haciendo con quienes reemplazaron el
Nass con el iytihad, de forma que descuidaron las normas de Allah
y de Su Mensajero, abriendo una herida en el Islam, que todavía no
ha cicatrizado.
Como consecuencia encontramos asimismo que los gobiernos
occidentales y sus pensadores, desprecian a los Shi’as y los llaman
religiosos fanáticos y reaccionarios porque quieren regresar al Co-
rán, el cual establece que se debe cortar las manos al ladrón, que el
adúltero debe ser lapidado, y exhorta a la gente a luchar en el sen-
dero de Allah. Para ellos todo eso es brutalidad y barbarismo.
A través de este estudio comprendí la razón por la que algunos
de los líderes religiosos de la Sunnah wal Yama’ah cerraron la puerta
del iytihad a partir del siglo II de la Hégira. Quizás fue así debido a
lo que había acarreado ese iytihad sobre la comunidad islámica,
desde calamidades y desgracias, hasta guerras sangrientas y
devastadoras. Es así como el iytihad ha transformado a la mejor
comunidad que ha surgido de entre la gente, en una comunidad de
facciones enfrentadas que combaten entre sí, donde reina la anar-
quía, y que se aparta del Islam volviendo a la yahiliiah (período
preislámico).
La puerta del iytihad permaneció abierta entre los Shi’as, mien-
tras que los textos perduran intactos y nadie pudo cambiarlos. Lo
que los ayudó fue la presencia de los Doce Imames (P), quienes
heredaron el conocimiento de su abuelo. Ellos solían decir que no
hay cuestión sobre la cual Allah no se haya pronunciado, y que el
Mensajero de Allah (PBd) no haya aclarado.
También comprendemos que cuando la gente de la Sunnah wal
Yama’ah siguió a los Compañeros que hicieron iytihad e impidie-
ron que se materializara aquel escrito en la tradición profética, se
vio obligada, debido a la ausencia de los textos, a hacer iytihad en
base a opiniones personales, qiias (analogía) e Istis-hab (conside-
ración del estado anterior de una disposición ante la duda de su
cambio), así como también a cerrar la puerta de otros medios que
no fueran éstos.
También comprendemos que los Shi’as se reunieron alrededor
del Imam ‘Ali (P) quien es la Puerta de la Ciudad del Conocimien-
to, y quien solía decirles: “Preguntadme sobre cualquier cosa, pues
el Mensajero de Allah me abrió mil puertas de conocimiento, cada
una de las cuales abre mil puertas más”144 . Pero los que no eran
Shi’as se agolparon alrededor de Mu’awiah ibn Abi Sufian, quien
no conocía de la tradición profética sino muy poco.
Después de la muerte del Imam ‘Ali, el líder de la facción opre-
sora (Mu’awiah) se transformó en “el Comandante de los Creyen-
tes” y actuó sobre la religión de Allah implementando mucho más
sus propias opiniones personales que aquellos que le precedieron.
Pero la gente de la Sunnah wal Yama’ah dice que él fue “El Escriba
de la Revelación”, y uno de los ‘ulama destacados en la interpreta-
ción del Islam.
¿Cómo pueden considerar que hizo (un correcto) iytihad, cuan-
do fue el que envenenó y mató a Al-Hasan ibn ‘Ali (P), el Señor de
los Jóvenes del Paraíso? ¡Quizás dicen: “Esotambién formó parte
de su iytihad, pero se equivocó”!.
¿Cómo pueden considerar que hizo (un correcto) iytihad, cuan-
do tomó la bai’ah de la comunidad para sí mismo mediante la fuer-
za y la coerción, y luego para su hijo lazid, cambiando así el siste-
ma de shura por uno monárquico y hereditario?.
¿Cómo pueden considerar correcto su iytihad y hacerlo mere-
cedor de una recompensa, cuando forzó a la gente a maldecir a ‘Ali
y a Ahlul Bait, la descendencia de Al-Mustafa (PBd), desde los
púlpitos de cada Mezquita, de tal modo que se transformó en una
tradición mantenida durante sesenta años?.
Y ¿cómo pueden llamarlo “El Escriba de la Revelación”, des-
de que ella descendió sobre el Mensajero de Allah (PBd) a lo largo
de veintitrés años, de los cuales los primeros once Mu’awiah era
politeísta y no se islamizó sino hasta después de Al-Fath (la con-
quista de La Meca por los musulmanes) y no hallamos ninguna
referencia histórica que indique que él haya vivido en Medina, mien-
tras que el Mensajero de Allah (PBd) no vivió en La Meca después
de Al-Fath? Por lo tanto, ¡¿cómo se las arregló Mu’awiah para es-
cribir la Revelación?!.
Ua la haula ua la quwata illa billahil ‘aliil ‘azim
No hay poder ni fuerza excepto en Allah, Altísimo, Ma-
jestuoso
La pregunta retorna constantemente: ¿Qué grupo estaba en lo
cierto y cuál estaba errado? O ‘Ali y sus seguidores estaban equi-
vocados, o bien Mu’awiah y los suyos lo estaban.
El Mensajero de Allah dejó todo en claro, pero algunos de aque-
llos que afirman seguir la Sunnah (tradición), la demandan sin de-
recho, pues se me hizo patente, a través de mi investigación y de la
posición asumida en defensa de Mu’awiah, que éstos -sus defenso-
res son seguidores suyos y de los Omeyas, y no de la Sunnah
profética como afirman. Si observamos sus posiciones, encontra-
mos que odian a los seguidores de ‘Ali, celebran el Día de ‘Ashura
como festivo, defienden a los Compañeros que hicieron sufrir al
Mensajero de Allah durante su vida y después de su muerte, y con-
sideran correctos sus errores y justifican sus acciones siempre.
¿Cómo pueden amar a ‘Ali y Ahlul Bait (P), y al mismo tiempo
estar complacidos con sus enemigos y asesinos”
¿Cómo pueden amar a Allah y a su Mensajero y al mismo tiem-
po defender a quien cambió las reglas de Allah y de Su Mensajero,
hizo iytihad e interpretó estas reglas según su propia opinión?
¿Cómo pueden respetar a quien no respetó al Mensajero de
Allah y lo acusó de hayr (delirar) y enfrentó su autoridad?
¿Cómo pueden seguir a líderes religiosos que fueron designa-
dos por los Omeyas o por los Abbasidas por razones políticas, y
abandonar a los Imames, sobre quienes el Mensajero de Allah dejó
estipulado su número145 y nombres146 ?.
¿Cómo pueden seguir a alguien que no conocía realmente al
Profeta y que dejó de lado a quien es “la Puerta de la Ciudad del
Conocimiento”, cuya relación respecto al Mensajero era la misma
que la de Harun en relación a Musa?.
¿Quién fue el primero en usar el término “Ah1-us Sunnah wal
Yama’ah” (La Gente de la Tradición y el Consenso)?.
He buscado a través de los libros de historia y solamente en-
contré que concordaron en llamar al año en el cual Mu’awiah tomó
el poder, “el año de Al-Yama’ah”. Fue llamado así debido a que la
comunidad se había dividido en dos facciones después de la muerte
de ‘Uzman: La Shi’a de ‘Ali, y los seguidores de Mu’awiah. Cuan-
do el Imam ‘Ali (P) fue martirizado y Mu’awiah tomó el poder,
después del pacto (de paz) que firmó con el Imam Al-Hasan (P), se
convirtió en el “Comandante de los Creyentes” y el año fue llama-
do entonces “Al-Yama’ah ”.
De ahí que el nombre de Ah1-us Sunnah wal Yama’ah indica el
seguir la sunnah de Mu’awiah y el consenso para su autoridad, y no
se refiere a los seguidores de la Sunnah del Mensajero de Allah.
Los Imames de la descendencia del Profeta., y Ahlul Bait en
general, conocían y entendían más sobre la Sunnah de su abuelo,
que los Tulaqa (árabes de La Meca que abrazaron el Islam a última
hora, por conveniencia). La Gente de la Casa (Ahlul Bait) sabía
más respecto a lo que había dentro de ella. La gente de La Meca
conocía mejor que nadie su estirpe, pero nosotros nos separamos
de los Doce Imames señalados (en sus dichos) por el Mensajero de
Allah (PBd) y seguimos a sus enemigos.
A pesar de que reconocemos el hadiz en el cual el Mensajero
de Allah mencionó a los Doce Califas, siendo todos ellos de Quraish,
siempre nos limitamos a los cuatro Califas. Quizás fue Mu’awiah
quien nos llamó Ahl-us Sunnah wal Yama’ah, refiriéndose al con-
senso para su Sunnah (tradición) en la cual hizo obligatorio malde-
cir a ‘Ali y a Ahlul Bait.
Esto continuó durante sesenta años, hasta que ‘Umar ibn ‘Abdul
‘Azíz -que Allah esté complacido con él- acabó con esto. Algunos
historiadores nos narran que los Omeyas mismos conspiraron para
asesinar a ‘Umar ibn ‘Abdul ‘Aziz, a pesar de que él era uno de
ellos, pues acabó con su Sunnah, que era maldecir a ‘Ali ibn Talib
(P).
!Oh mi familia y mi gente! Orientémonos -guiados por Allah,
el Altísimo-, busquemos la verdad, y dejemos el fanatismo de lado,
pues somos las víctimas de los Abbasidas, de la historia oscura y
del estancamiento intelectual que impusieron nuestros predeceso-
res. Indudablemente, somos las víctimas de las astucias y los ardi-
des de personas corno Mu’awiah, Amr ibn Al-Aas, Al-Mughirah
ibn Shu’bah y otros similares. Indaguemos dentro de la historia del
Islam a fin de alcanzar la verdad absoluta y así Allah “nos recom-
pensará dos veces”.
Tal vez Allah unifique esta comunidad por vuestro medio, la
cual fue afligida por la muerte de su Profeta y luego se dividió en
setenta y tres facciones. Unamos esta comunidad bajo la bandera
de LA ILAHA ILLA ALLAH, MUHAMMADAR RASULUL-LAH
(“No hay divinidad sino Allah, Muhammad es el Mensajero de
Allah”), y aferrémonos a Ahlul Bait. An-Nabawi, la Gente de la
Casa del Profeta, a quien el Mensajero de Allah (PBd) nos ordenó
seguir. Él dijo: “No tratéis de adelantaros a ellos, ya que seríais
aniquilados, ni seáis negligentes a su respecto, puesto que causa-
ríais destrucción. No tratéis de enseñarles, pues son más sabios que
vosotros”147 .
Si lo hiciésemos, Allah disiparía Su ira de nosotros, transfor-
maría nuestro temor en paz y tranquilidad, nos capacitaría para
gobernar en la Tierra. y haría que Su wali (amigo), el Imam Mahdi
-que la paz sea con él- aparezca entre nosotros, ya que el Mensajero
de Allah prometió su reaparición para llenar la Tierra de equidad y
justicia, así como antes habrá sido llenada de injusticia y opresión...
De este modo, Allah extenderá Su Luz por su intermedio (P),
en el mundo entero.))
Ate.
Equipo islamoriente
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Quien formula la pregunta primero sostiene que no hay causas en el mundo, ya sean dependientes o independientes. Por lo tanto, niega el principio de causalidad restringiendo la libre voluntad para…
Cuando Dios le dijo a Abraham: “Te haré guía de la humanidad...”[1], él ya era profeta —uno de los Ulu al—'Azm[2]. Ya le había dado a la humanidad un nuevo libro y una nueva ley divina.
Es decir…
Es decir…
Respuesta:
Incluir a Âle-Muhammad en las bendiciones enviadas al Profeta (BP), no es una innovación sino que coincide con lo que dice el Corán, las narraciones, el intelecto y la gnosis, puesto que:…
Incluir a Âle-Muhammad en las bendiciones enviadas al Profeta (BP), no es una innovación sino que coincide con lo que dice el Corán, las narraciones, el intelecto y la gnosis, puesto que:…
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El Movimiento Mundial Murabitún (con las siglas MMM), es un movimiento islamista fundado por Ian Dallas, de nacionalidad escocesa y el cual tras convertirse al Islam adquirió el nombre de…
El Movimiento Mundial Murabitún (con las siglas MMM), es un movimiento islamista fundado por Ian Dallas, de nacionalidad escocesa y el cual tras convertirse al Islam adquirió el nombre de…
En Irán no hay restricciones contra el sunnismo. Los sunnitas tienen garantizados sus derechos en la constitución. Reciben ayuda del gobierno para construir sus mezquitas, escuelas, y tener sus…
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Al examinar los libros de exégesis coránica, los de historia, así como las narraciones, descubrimos que este apelativo no es exclusivo de la escuela Shî'ah, ya que podemos asegurar que…
Al examinar los libros de exégesis coránica, los de historia, así como las narraciones, descubrimos que este apelativo no es exclusivo de la escuela Shî'ah, ya que podemos asegurar que…
La intercesión –Shafâ'at–, es uno de los principios indiscutibles del Islam, aceptado por todos los grupos y escuelas islámicas, basándose para ello en las aleyas y las narraciones coránicas. Aunque…
Los narradores de hadîz sostienen, que el tan conocido Hadîz az Zaqalaîn, ha sido narrado en dos versiones diferentes y recopiladas estas dos en los libros de hadîz, por lo tanto debemos analizar…
En el Islam no hablamos de sectas sino de escuelas de interpretación doctrinaria y jurídica. Existen cinco grandes escuelas reconocidas en el seno de la comunidad islámica mundial: Hanbali, Maliki,…
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Visto desde la perspectiva de la Shî'ah, aquellos que acompañaron y se entrevistaron con el Mensajero del Islam, y fueron honrados a través de esta convivencia, se dividen en varios grupos…
Visto desde la perspectiva de la Shî'ah, aquellos que acompañaron y se entrevistaron con el Mensajero del Islam, y fueron honrados a través de esta convivencia, se dividen en varios grupos…