Respuesta:
El sagrado Corán ha indicado de varias formas, que el hombre es un agente libre. Este declara que el hombre es capaz de cambiar su condición.
“Al-lah no cambiará la condición de un pueblo mientras éste no cambie lo que en sí tiene”. Corán 13: 11
Un hombre que fue predestinado a tomar cierta decisión, no sería capaz de cambiarla. Cualquier cosa que haga o evite será hecha o evitada no por elección, sino por necesidad.
El sagrado Corán también ha declarado que Dios no le pide a un individuo que haga lo imposible, y no agobia a sus siervos:
“Al-lah no pide nada a nadie más allá de sus posibilidades”. Corán 2:286
Por ejemplo si un hombre está predestinado a no rezar o a cometer un asesinato y Dios le dice a que no asesine o que rece, le pondrá entonces, la más pesada de las cargas, pues se le pedirá que haga algo imposible para él. Le pedirá entonces que haga algo que está dentro de sus posibilidades porque él fue predestinado, antes de su nacimiento -asesinar o no rezar-. En consecuencia, no será capaz de cumplir con la orden de Dios.
El hecho mismo de que se le ordene rezar y se la prohíba asesinar, indica que ante los ojos de Dios los seres humanos son criaturas libres, y que todo aquello que Él les ordene hacer o no, está dentro de sus posibilidades.
El sagrado Corán ha indicado y hace énfasis en que la responsabilidad de hombre es individual frente a aquello que hace:
“Quien sigue la vía recta, la sigue en provecho propio y quien se extravía se extravía en realidad en detrimento propio” Corán 39:41
“Que nadie carga con la carga ajena” Corán 53:38.
“Di. ¡Oh hombres os ha venido, de vuestro Señor, la Verdad! Quien sigue la vía recta la sigue en realidad en provecho propio, y quien se extravía, se extravía en realidad en detrimento propio”. Corán 10:108.
El concepto de la responsabilidad del individuo indica claramente que estos son agentes libres. Por otro lado, no puede ser considerado no responsable por alguna cosa que sea producida por él. La responsabilidad es inseparable de la libertad.
Para un musulmán el sagrado Corán es una revelación exacta. Y contiene solamente la Verdad, y todo el contenido del sagrado Corán debe ser cierto. Una verdad nunca contradice a otra verdad. Cualquier cosa que parezca una contradicción podría no ser auténtica. Esto solamente sería una contradicción aparente.
Cuando hay dos grupos de versículos coránicos aparentemente opuestos el uno del otro, estos deben ser analizados de cierta forma. Cuando un grupo tiene una indicación clara de un lado del asunto, que la indicación de otro grupo en la cual se opone al mismo asunto, el grupo más claro debe ser seguido. Así, este grupo deberá ser interpretado de una forma que no difiera con el primero. El trato debe ser obviamente necesario cuando el grupo que posee claridad, está en concordancia con la lógica del asunto – siendo el caso de los dos grupos arriba mencionados-.
Con esto en mente, podemos ser capaces de entender ambos grupos y la interpretación de uno de una forma que no estaría en desacuerdo con la primera. Podemos entender sobre la posibilidad del hombre de escoger bien de Dios. El hombre puede escoger cierto curso, pero esta capacidad es un regalo de Dios. Sin embargo, Dios es capaz de quitarle esa capacidad e interferir en su deseo. Pero, Dios no hace esto usualmente.
El segundo de los dos versículos, también, puede ser interpretado de una forma que no contradiga la libertad humana: Dios puede guiar a un individuo hacia el camino recto y guía a otro hacia el error. Pero nosotros no podemos esperar que Dios guie a uno hacia lo correcto y a otro hacia lo incorrecto, de forma aleatoria.
Es así como puede ayudar a una persona proporcionándole una buena guía, cuando tal persona está tratando de encontrar la Verdad y desea seguirla. Como también puede guiar a una persona al error, cuando esta persona no desea aceptar la Verdad. En esta interpretación, no habrá dilema. Entonces, el primer grupo de versículos permanece sin oposición, indicando claramente la libertad del hombre.
(Fuente: Preguntas acerca del Islam, autor: Sheij Muhammad Yawad Chirri)
Respuesta:
Para definir el asunto de nuestra discusión, será necesario que aclaremos que esta no incluye ciertas condiciones causadas por el propio deseo del ser humano, tales como la enfermedad, la ceguera y la muerte. En esta área la ausencia del libre albedrio es obvia, nadie puede decir que el hombre tiene libre albedrio en estas condiciones, porque estas cosas no vienen por una elección del hombre. Nuestra discusión incluye solamente las áreas en las que el hombre trabaja y actúa, es decir, que parecen ser escogidas por su propia voluntad. Tenemos aquí una vieja controversia que aún parece dividir a la gente en dos campos. El campo el cual evoca al libre albedrio y el campo el cual evoca a la predestinación o al determinismo.
El Islam, como usted sabe, nos informa que Dios ha revelado ciertos mandamientos; y que va premiar a quienes los obedecen; y que va a castigar a aquellos que no cumplen con estos. Una religión la cual predica esto puede ser consistente solamente si esta evoca al libre albedrio, al menos que tal religión niegue el concepto de la Justicia Divina.
Una religión que evoque a ambas -la Justicia Divina y la predestinación- claramente se contradecirá a sí misma, específicamente cuando es declarado que Dios premia a los obedientes y penaliza a los desobedientes. Cuando las acciones o la inactivad del hombre son arregladas por Dios, el hombre estará incapacitado de cambiar su curso. No estará apto para hacer alguna cosa, cuando está predestinado para hacer algo más. Es así como el hombre sería como una máquina; ésta no es capaz por sí sola de cambiar su curso y sería ridículo decir que una máquina puede quejarse frente a cierta orden, premiarla o penalizarla. Al quitarle la libertad y todo el concepto de la religión al hombre, estaría destruido. De manera que si negamos la libertad del hombre, no habría necesidad de ninguna revelación celestial. Sería entonces fútil enviar a los Profetas a enseñar y a guiar a la humanidad. Cuando una persona esta predestinada a ser un ateo, no será un creyente, y ningún Profeta tendrá la posibilidad de cambiar su corazón. Un criminal predestinado, no será un buen ciudadano, independiente de cualquier enseñanza que pueda recibir.
La libertad humana, de hecho, subyace al concepto de la religión, y el Islam claramente evoca a la libertad humana.
(Fuente: Preguntas acerca del Islam, autor: Sheij Muhammad Yawad Chirri)
Respuesta:
La preparación había empezado para los israelitas desde que Dios ordenó a su obediente siervo Abraham que prestará atención a su esposa Sara, y llevará a Ismael y su madre Hayar al desierto de Paran. Los lectores del Antiguo Testamento tienen derecho a extrañarse acerca de la Sabiduría de este consejo, el cual parecía ser malvado y cruel. Pero cuando nos sorprendemos de la secuencia de lo sucedido en la historia, podemos entender en dónde radica la Sabiduría.
La tarea de expandir la verdadera religión es una tarea de transformación del carácter de los individuos y de la vida de la nación. El primer obstáculo es el desacuerdo entre los maestros de la nueva ideología y aquellos que éstos intentan influenciar. En ellos usualmente se encuentra resistencia, derivándose muchas veces estas resistencias en conflicto armado. En dicho casos, la libertad para crear, predicar y practicar es amenazada, logrando estar segura y protegida solo cuando el campo de la nueva ideología, esté preparado para aceptar el reto y combatir la violencia con violencia. La misión, entonces del líder celestial necesita el apoyo de una comunidad fuerte, aguerrida y obediente, la cual esté lista para hacer cualquier sacrificio sin vacilación.
Entre todas las naciones del medio oriente, la nación árabe, desde mucho tiempo atrás, ha sido distinguida y calificada para desempeñar esta misión. La península arábiga ha permanecido inaccesible para los invasores, e insumisa para cualquier poder extranjero. Los árabes han disfrutado de una libertad, rara vez controlada por algún gobernante. Se convirtió en una nación segura de sí misma, lista para protegerse y salvaguardar su libertad y, en capaz para transformar su voluntad en acción. Una nación compuesta por tales individuos califica para llevar a cabo una gran misión; y cuando esta es inspirada por un líder celestial, será capaz de hacer cosas maravillosas.
Para impartir la religión de Abraham a esa fuerte y resuelta nación, preparándola para su gran destino, el Todopoderoso aconsejó a su siervo Abraham que hiciera caso a su esposa Sara, enviando a su hijo Ismael, de tal manera que habitara entre los árabes. A través del matrimonio, los descendientes de Ismael fueron unidos con los árabes, fue así como poco a poco se convirtió en una gran nación, destinada a soportar una gran misión en el futuro.
“Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a Hayar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Hayar? No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está. Levántate, alza al muchacho, y sostenlo con tu mano, porque yo haré de él una gran nación. Entonces Dios le abrió los ojos, y vio una fuente de agua; y fue y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho. Y Dios estaba con el muchacho; y creció, y habitó en el desierto, y fue tirador de arco. Y habitó en el desierto de Parán”. Génesis 21: 17-21.
Ubicando a Ismael en la Península Arábiga, Abraham había plantado la semilla de la fe en el suelo árabe. Para hacer que esta semilla creciera -y la fe continuará-, sentó las bases de un sólido futuro, mediante el levantamiento de la Casa Sagrada: la Kaaba, en el centro de Arabia, como el primer templo de Dios en el mundo. Como Dios predijo a Abraham y como éste lo esperaba, la Casa Sagrada atrajo a los habitantes de Arabia y se convirtió en el centro Sagrado del país. La ciudad Santa de la Meca, fue establecida alrededor de esta, y desde entonces el llamado de Abraham es respondido por un gran número de peregrinos que visitan la Casa Sagrada y adoran a Dios en su templo. Vemos así en el sagrado Corán:
“Y cuando preparamos para Abraham el emplazamiento de la Casa: “¡No Me asocies nada! ¡Purifica Mi Casa para los que dan las vueltas y para los que están de pie, para los que se inclinan y prosternan! ¡Llama a los hombres a la peregrinación para que vengan a ti a pie o en flacos camellos, desde todo camino alejado, para atestiguar los beneficios recibidos y para invocar el nombre de Dios en días determinados, sobre las reses con las que Él les ha proveído!: “¡Comed de ellas y alimentad al indigente y al necesitado!” Corán 22: 26-28
Esto debió ser desgarrador para Abraham, llevar a su primogénito al desierto de Arabia, donde no había ni fruta ni agua ni pueblo. Pero él tenía dos objetivos por cumplir y, eran lo suficientemente grandes para que Abraham estuviera dispuesto a hacer tal sacrificio.
El primero de los dos objetivos fue inmediato, el llamado a establecer la Casa Sagrada y asignar a su hijo como guardián de la mezquita -quien adoraría a Dios- y, realizar el servicio de acuerdo a la verdadera religión de Dios. Él enseñó a sus hijos y a la gente del país los buenos principios; mediante esto, Abraham no solo amplió el alcance de su fe sino que aseguro la continuidad de ésta. Si el linaje de Isaac fracasaba en esta misión religiosa, la fe podía continuar a través de los hijos de Ismael, en Arabia. Expresa el Sagrado Corán:
¡Señor! He establecido a parte de mi descendencia en un valle sin cultivar junto a tu Casa Sagrada, ¡Señor!, para que hagan la Oración. ¡Haz, que los corazones de algunos hombres sean afectuosos con ellos! ¡Provéeles de frutos! Quizás, así, sean agradecidos. Corán 14:37
No sabemos la magnitud del crecimiento de la fe de Abraham en el suelo Árabe. La historia nos informa claramente sobre la situación de la religión en Arabia, durante un largo periodo el cual se extendió desde la época de Abraham hasta el fin del siglo V, en la época de Jesús. En el siglo VI, encontramos que la mayoría de los árabes eran idolatras, pero a pesar de esto, al mismo tiempo, algunos ritos y prácticas podían ser solamente atribuidos a las enseñanzas de Abraham. Entre ellas está la peregrinación a la Casa Sagrada en la meca y la circuncisión, realizada y practicada por todas las tribus no cristianas de Arabia. Con estos ritos, encontramos una pequeña minoría entre los árabes, que creían en Dios, adorándole y rechazando a los ídolos.
El segundo objetivo para Abraham, era la preparación de su hijo Ismael y la nación a la cual él iba a estar unido, en un glorioso futuro, cuando los árabes parlantes fueran privilegiados y honrados de tener al último Profeta entre ellos; cuando ellos estuviesen listos para recibir el gran mensaje y diseminar la palabra de Dios a través del mundo. Vemos del sagrado Corán:
“Y cuando Abraham e Ismael levantaban los cimientos de la Casa: “¡Señor, acéptanoslo! ¡Tú eres Quien todo lo oye, Quien todo lo sabe! ¡Y Haz, Señor, que nos sometamos a Ti, haz de nuestra descendencia una comunidad sometida a Ti, muéstranos nuestros ritos y vuélvete a nosotros! ¡Tú eres, ciertamente, el Indulgente, el Misericordioso!”. Corán 2:127-129
Las oraciones del Profeta de Abraham, fueron amablemente respondidas en el Siglo VII d.C. Cuando el Profeta esperado había llegado con un método de presentación sin precedentes, siendo capaz de soportar la verdad, garantizando las libertades necesarias y abriendo el camino para la doctrina Celestial. Este método consistía en usar la lógica, así como los medios para convencer y mostrar la fuerza a todos aquellos que amenazaban las libertades Sagradas.
Es así como, en el siglo VII el mundo fue bendecido con el advenimiento del Último y Universal Profeta Muhammad (la Paz y la Bendición sea con él y su descendencia), quien llegó a la Meca -el centro de Arabia-, para brillar sobre el Este y el Oeste.
(Fuente: Preguntas acerca del Islam, autor: Sheij Muhammad Yawad Chirri)