Respuesta:

Históricamente es visible la hostilidad que tuvo Aisha contra el Imam Ali, la paz sea con él, cuando éste era auténtico califa para todos los musulmanes. En la batalla del Camello (en el que iba montada Aisha), murieron miles de musulmanes. El chiismo no hace énfasis en el rencor contra esta persona, pero critica su comportamiento. Esa desobediencia abrió una brecha que atrajo lentamente pero inevitablemente a los omeyas al poder y terminaron asesinando a Ali y a sus hijos, el Hasan y el Husein (P), a quienes debemos amar por orden del Corán. "Di no os pido recompensa a cambio salvo el amor a mi Familia"

Dr. Abdulwali Amilcar

Equipo islamoriente




En la vida de un musulmán lo más importante es la oración diaria, que es obligatoria en cinco momentos del día. La oración es el pilar de la religiosidad de una persona. Quiere decir que una perso­na que no reza a Dios no puede edificar una religiosidad, un vínculo pleno y consistente con Dios. Es la práctica por excelencia que nos vincula a Dios. “En El Nombre de Dios, El Compasivo, El Misericordioso ¡Bienaventurados los creyentes! Que hacen la oración con humildad, Que evitan las palabras vanas. Que dan caridad (zakat)”. (S. Corán: 23:1-4)

La prosternación en la oración musulmana es la forma más her­mosa de rendir culto al Creador y Benefactor. En la prosternación

reconocemos nuestra absoluta dependencia ante El, nuestra absolu­ta necesidad de Él y Su absoluto señorío. ¡Hombres! Vosotros sois to­talmente necesitados de Dios, mientras que El es el Autosuficiente. Se bas­ta a Sí mismo, es el Digno de alabanza. (S. Corán: 35:15)

“La oración es la luz de mis ojos (es mi felicidad)” dijo el Profeta (B.P.D.).

“No es de los nuestros el que descuida su oración” dijo el Imam -líder­- Ya’far As-Sadiq (P), el sexto de los Imames o sucesores de la casa profética.

Otra práctica fundamental es la del zakat -caridad-. A través de ella nos vinculamos al resto de las criaturas, los hombres, los anima­les, las plantas, los recursos del planeta. Relacionarse con los demás dando lo mejor de sí, lo mejor de aquello que hemos recibido por parte de Dios, sea dinero, conocimiento, fuerza, tiempo y ocupación, cuidados, enseñanzas, vida, cuerpo, etc.

Dan de lo que uno tiene, de lo que Dios nos dio, sea lo que sea, es un distintivo del verdadero creyente según lo señala el Sagrado Corán. El Islam ha estipulado un impuesto determinado sobrealgunos bienes para ser redistribuidos en la sociedad pana ayuda social y obras necesarias pana la sociedad. Este impuesto se denomina zakat. Esta palabra en idioma árabe significa purificación, Dios nos enseña que dando nos purificamos y tiene más mérito dan de lo mejor que uno tiene y no lo peor. No alcanzaréis la piedad hasta que deis aquello que amáis. Y Dios conoce bien cualquier cosa que gastáis. (S. Corán: 3:92). Una de las formas del zakat es el impuesto que el musulmán está obligado (si dispone de los medios), a dar al finalizar su mes de ayu­no en el mes de Ramadán. Otras formas tienen que ver con el pago de un porcentaje sobre algunos bienes acumulados como el oro, la plata, el ganado, las cosechas. El gobierno islámico justo es el encargado de recaudar el zakat y redistribuirlo preferentemente entre los pobres o en obras necesarias pana la comunidad.

Si las sociedades fueran gobernadas por los profetas y la gente fuese sumisa a su autoridad evidente y divina, estarían garantizadas las demandas de los pobres y no existirían las carencias que hoy padecen bajo un sistema supuestamente muy moderno y pretendidamente humanitario, másde dos tercios de la humanidad. Si las potencialidades  humanas fuesen bien empleadas y se evitasen los vanos derroches de energíaen fantasía y en producción de armas y sistemas de seguridad y represión, la humanidad gozaría de un bienestar extendido a todas las criaturas.

El ayuno es otra de las prácticas obligatorias. Se observa una vez al año, en el mes de Ramadán, el noveno mes del calendario lunar islámico. Es también una práctica que he recuerda al hombre lasmercedes divinas del alimento, la bebida, el placer sexual y con la cual fortalece su voluntad. Purifica su cuerpo y su alma y la prepara para recibir las bendiciones que deparará el mes sagrado de Ramadán, el mes en el que de acuerdo a la tradición islámica han descendido todas las grandes revelaciones como la Torah, los Sal­mos, el Evangelio y el Corán. Más desapegado de las cosas terrenales, el musulmán se prepara como un asceta consagrado a sintonizar su alma con las bendiciones sutiles y superiores del espíritu. Tam­bién es meritorio, como hacia el Profeta, ayunan durante el resto del año en determinados días.

Otra práctica es la peregrinación (Hayy) a la Casa de Dios, en La Meca (Mákka), en Arabia, que es obligatoria una vez en la vida, siem­pre que haya salud y medios económicos. En ella el musulmán res­ponde a la invitación de Dios Altísimo y deja todo lo suyo pana visi­tan la primera Casa construida en la tierra por el Padre Adán (P) que es la Kaaba (en árabe, cubo) que se encuentra en el centro del santua­rio, situado en esa ciudad. En estos rituales el peregrino rememora las prácticas enseñadas al Profeta Abraham (P). El Hayy es un com­pendio de todas las grandes enseñanzas del Islam y un ejercicio in­dividual, social y político.

El Hayy es a su vez la más extraordinaria congregación que tiene lugar en el mundo de forma ininterrumpida desde hace milenios. Sitio de peregrinaje de todos los grandes profetas y de millones de creyentes todos los años. No existe otra congregación humana se­mejante o comparable. De todas partes del mundo, creyentes en Dios de todas las razas y rincones de la tierra acuden a un lugar en medio del desierto y durante algunos días acampan en un enorme valle donde de acuerdo a la tradición se reencontraron Adán y Eva (P), luego de la expulsión del paraíso y donde fueron perdonados por el Misericordiosísimo. ¡Llama a los hombres a la peregrinación para que vengan a ti a pie o en monturas, venido de todo valle ancho y profundo, para atestiguar los beneficios recibidos y para invocar el nombre de Dios en días determinados sobre las reses de que El les ha proveído!: ¡comed de ellas y alimentad a! mendigo, al pobre!. (S. Corán: 22:27-28)

El Yihad o el máximo esfuerzo interior, por la perfección y desarrollo positivo de la personalidad, la lucha contra el ego y sus tendencias más bajas y reprobables y en defensa contra la agresión de los opresores. El Sagrado Corán prohíbe expresamente la agresión. La idea que el Is­lam promueve una guerra santa para propagar su fe contra los infie­les es absolutamente falsa. El Sagrado Corán prohíbe la imposición en materia de religión. “No cabe coacción en religión. La buena dirección se distingue claramente del descarrío...” (Capitulo 2, versículo 256). “Y llamad al camino de tu Señor con sabiduría y bella exhortación. No discu­táis sino de la mejor manera.” (S. Corán 16:125).

El Islam prescribe el ser bondadoso, útil y beneficioso para los hombres. Dijo el Profeta “El mejor de vosotros es el más beneficioso para los hombres”. El Islam obliga también a encomendar el bien y prohi­bir el mal. El musulmán no puede desentenderse de la sociedad, sus problemas y necesidades. Es responsable del bien común y de in­tentar evitar lo perjudicial para la sociedad. El Profeta comparó la situación del musulmán en medio de la sociedad como la de aquel que navega en un bote y veque alguien comienza a agujerear su base. No puede mantenerse indiferente porque si deja que se extien­da el mal acabará por destruir su propia existencia.

Otras prácticas esenciales son la de la amistad y compañía de los amigos de Dios, los Profetas, los Imames de la Casa Profética, los sabios, los creyentes y piadosos y la enemistad con los enemigos de Dios, de los Profetas y de los hombres.

En definitiva un creyente musulmán, como seguidor de los Pro­fetas, debe hacer el bien en el seno de su propia alma y cuerpo, el de su familia, el del vecindario, en la sociedad y en el mundo. Las prác­ticas mencionadas son una guía para vivir en esta senda.

Sheij Abdulkarim Paz




Respuesta:

Hay ciertas reglas las cuales están contenidas en el Sagrado Corán, que deben ser seguidas en las investigaciones religiosas para garantizar la satisfacción de cualquier conclusión a la cual pueda llegarse.

1. Nunca te adhieras a una doctrina cuando la evidencia está en contra de ella, no debes seguir un principio sin evidencia.

Si Dios quiere que una persona crea en un principio, Él debe hacerlo claro y evidente; pues es el más justo y equitativo. Sabe que la creencia no es una cosa voluntaria; es decir que no corresponde al individuo. Una persona no es libre de creer o no creer cualquier cosa que el elija. El cuerpo humano es el que ordena y no la mente. El cuerpo humano está obligado a seguir pero no la mente. Yo puedo obedecer una orden que me diga que mueva mi mano arriba o abajo, que camine o que me siente, aunque esta orden no sea sabia. Pero yo no puedo obedecer una orden, por ejemplo, que me diga que crea que dos más dos son cinco o que tres son uno, o que el fuego es frío y que la nieve es caliente.

Nuestro conocimiento humano viene de nuestra evidencia directa o indirecta y, este no sigue nuestras propias órdenes y deseos. Es por esto que, la aceptación de una evidencia religiosa debe estar basada en el conocimiento. Cuando Dios quiere que yo sepa algo, hace que este conocimiento sea posible mediante una evidencia. Si Él me ordena creer en algo mientras la evidencia está en contra de eso, me pediría que haga lo imposible, contradiciendo así su justicia. El Islam nunca condena a un individuo cuando este no cree en un principio debido a la falta de evidencia; por el contrario el Islam culpa a una persona cuando ésta sigue un principio sin una evidencia clara o cuando este principio no está de acuerdo con la verdad.

Seguir un principio en contra de la evidencia o sin las pruebas suficientes, es como asistir a un juicio contra un demandado, pero sin ninguna evidencia. Tal actitud no es admirable desde el punto de vista del Corán:

“No vayas tras algo de lo cual no tienes ningún conocimiento, de oído, de la vista, del intelecto, de todo eso se pedirá cuentas”. Corán 17:36

2. Nunca aceptes la popularidad si debes comprometer tu dignidad. Un buscador religioso nunca toma la popularidad de una doctrina religiosa en su sociedad, como evidencia de la verdad. Pues está demostrado que muchas ideas populares están equivocadas. En algún momento, se creyó que la tierra era plana y que el sol giraba alrededor de la tierra. La gente creyó esto por miles de años, pero hoy en día sabemos que esto no es cierto.

Además, lo que es popular en nuestra sociedad puede no ser popular en otra sociedad. Lo opuesto también es verdad y no es la popularidad un criterio para medir la veracidad. Si la popularidad es un signo de solidez, todas las ideas populares las cuales se contradicen unas a otras serían ciertas, pero la verdad nunca se contradice a sí misma. Cuando el primer Profeta vino a proclamar el concepto de la unicidad de Dios, su mensaje no fue popular en algunas sociedades porque algunas personas del mundo eran paganas o incrédulas. Sin embargo, la poca popularidad o aceptación de aquel mensaje divino no impidió que este fuera cierto. De tal manera que todos los Profetas llegaron a ciertas sociedades con un mensaje poco popular; pero su objetivo era corregir lo popularmente equivocado y reemplazarlo con lo impopular verdadero del Sagrado Corán.

“Si obedecieras a la mayoría de los que están en la tierra te extraviarían del camino de Dios, no siguen sino conjeturas y no formulan sino hipótesis.” Corán 6:116.

3. Los principios religiosos que se heredan deben ser examinados, el Islam advierte a todos los adultos a examinar la religión la cual ellos han heredado. La religión heredada como cualquier otra religión, está sujeta a pruebas.

Uno puede confiar en el juicio de sus padres mientras es un niño y no es capaz de tomar sus propias decisiones, pero cuando se convierte en adulto, la religión se convierte en su propia responsabilidad. El respeto y honor hacia los padres es uno de los mandamientos islámicos, pero no significa aceptar sus opiniones en asuntos importantes tales como la religión, cuando su opinión está equivocada.

De tal manera que, cuando los padres se adhieren a unos principios religiosos equivocados y ordenan a sus hijos seguirlos, ellos no deben obedecerlos pues tal acción podría estar en contra de la voluntad de Dios; esto traduce que, si una persona obedece a sus padres cuando estos están equivocados, directamente desobedecen a Dios, dice el Sagrado Corán:

“Hemos ordenado al hombre con respecto a sus padres (…) Diciendo: ¡Sé agradecido conmigo y con tus padres! ¡A Mí regresáis! Y si se esfuerzan para que tú adores junto a Mí algo de lo que tú no tienes conocimiento, no les obedezcas. Tráteles en este mundo con bondad, pero sigue el camino de quien se vuelve a Mí contrito. Luego, regresaréis a Mí y Yo os informaré de lo que hacíais” Corán 31: 14-15

El Islam ordena al individuo examinar sus propias creencias al igual que otras creencias. Mediante esto uno puede ser capaz de valorar el Islam más que antes.

4. No se excusa a los incrédulos. Cuando una persona no está comprometida con ninguna religión y duda de todos los conceptos religiosos, él mismo no debe estar satisfecho con sus dudas. Su deber se ha concentrado en protegerse a sí mismo y a sus intereses vitales, de cualquier daño en este mundo. Similarmente, tiene la misma responsabilidad y deber en proteger sus intereses espirituales de ser dañados. Sus inquietudes se centran en aquellas cosas que puede influir en su vida espiritual, así como aquello que adquiere puede influir en su vida material. De manera que, para una persona cumplir con su responsabilidad y deberes religiosos, es necesario investigar seriamente sobre las dudas que pueda tener acerca de su religión. Puede haber muchos asuntos a los que logre acceder en el área de las dudas; por esto las personas deben tratar de encontrarlos. Cuando dirigiendo su investigación agota todos sus medios y no logra encontrar la verdad, entonces podría excusarse ante los ojos de Dios. Dios le pide al individuo que haga solo aquello que es posible para él hacer. Puede citarse del Corán:

“Dios no pide a nadie más allá de sus posibilidades”. Corán 2:286.

5. Cuando te encaminas en una investigación religiosa no dejes que nadie tome una decisión por ti, no se confía en el juicio de otras personas, aunque esa persona sea sincera y de un nivel intelectual alto.

Existen maestros sinceros e intelectuales en todas las creencias. Pero si una persona permite que ellos tomen decisiones religiosas para su propia vida, corre el riesgo de perderse porque estos intelectuales suelen contradecirse unos a otros. Si el confían en los criterios de los maestros de su propia fe, sin tener en cuenta los criterios de los maestros de otras creencias, se parcializará. Un gran intelectual puede estar equivocado, y no es esta una excusa si la persona ha elegido voluntariamente someterse a los juicios de su maestro. La religión es su responsabilidad y después que haga una exhaustiva investigación, el mismo es el único juez para llegar a una conclusión y formar una opinión fuerte frente a sus dudas. Encontramos en el sagrado Corán:

“Nadie cargara con la carga ajena”. Corán 35:18.

Así nosotros podemos ver en estos cinco versículos coránicos que el Islam no teme a los cuestionamientos o al análisis; solo aquellos que temen al error prohíben la libre discusión de sus principios religiosos y el análisis a sus investigadores.

(Fuente: Preguntas acerca del Islam, autor: Sheij Muhammad Yawad Chirri)


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