Hay que hacer ciertas precisiones. Primero, se asume que la infinitud de Dios es un asunto de espacio. Hay que aclarar que antes de la creación de la materia no había espacio. Segundo, se hace una interpretación incorrecta de la infinitud de Dios al decir que Él es un cuerpo ilimitado, que su cuerpo al ser infinitamente grande no deja espacio para los demás. La Sagrada Existencia de Dios trasciende la corporalidad, la materialidad y las dimensiones materiales. De modo que el espacio y el tiempo no tienen sentido cuando se habla de Su Existencia; no tiene un interior y un exterior; Él no está dentro de nada ni es externo a nada. Estos conceptos son propiedades de la materia, de modo que las criaturas de Dios no están en Su interior, no son externas a Él, no son idénticas a Él. Él es su Creador y ellas Sus Criaturas.
Además, cuando decimos que la existencia de Dios es infinita, nuestra intención es aclarar que ésta no depende de ninguna condición previa, y al decir que Él está con Sus Criaturas, queremos significar que Su Conocimiento, poder y voluntad abarcan el cosmos, no que Él comparta el mismo espacio con ellas.
Fuente: EL ISLAM Y EL HOMBRE CONTEMPORANEO, (Conjunto de preguntas realizadas a Al-lamah Tabātabā’i); Editorial Elhame Shargh
www.islamoriente.com, Fundación Cultural Oriente
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