Respuesta:
Hay un dicho profético que dice que se le perdona setenta faltas a un ignorante antes que una a un sabio. La persona que gracias al esfuerzo de la comunidad puede, mediante el sistema de distribución islámico de algunos impuestos religiosos, dedicarse plenamente al estudio, enseñanza y demás servicios a la comunidad debe intentar estar a la altura de su responsabilidad y encomendarse a Dios para poder hacerlo.
Siempre que Dios concede un favor a alguien le confiere con ello una responsabilidad. A todos, Dios nos dio una vocación y una habilidad o aptitud en coincidencia con esa vocación. Luego daremos cuenta de cómo la utilizamos. Lo hicimos del modo que satisfaga a Dios y que haya estado al servicio del bien común o la hemos empleado al servicio del propio bien a costa de los demás.
En base a esto es que decimos que la esposa de un religioso deberá esmerarse en su conducta para estar a la altura de esa responsabilidad y si ella misma es religiosa a su vez, es decir una persona de estudios y de dedicación plena, su responsabilidad será aún mayor.
Sheij Abdulkarim Paz
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